Inteligencia Artificial: Una entrevista con la Universidad de Oxford​

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Forbes México.
Inteligencia Artificial: Una entrevista con la Universidad de Oxford

Este año estamos viviendo una etapa conocida como “citizen development”: el movimiento masivo de personas e instituciones buscando adquirir conocimientos y habilidades tecnológicas especificas.

La última vez que este fenómeno ocurrió fue hace tres décadas, cuando el sistema educativo global, desde las Ivy League hasta las escuelas más remotas, comenzó a enseñar desde el uso básico del internet hasta los procesos más sofisticados. Hoy, la Inteligencia Artificial está provocando un movimiento similar.

Y por supuesto su servidor (que con esta columna completa nueve años en Forbes, gracias por su impresionante sintonía), que vive inmerso en ‘la prospective’, predeciblemente hace parte de esta ola… estudiando IA en la Universidad de Oxford (un lugar crucial para mí, aunque ya lo saben).

Donde Felipe Thomaz, director del programa, ha dictado lecciones contundentes sobre las posibilidades que trae la Inteligencia Artificial, las implicaciones de no saber usarla éticamente y el movimiento coyuntural que genera en el sistema educativo.

Un ‘remezón’ que, por un lado, implica desde la personalización del aprendizaje y nuevas formas de adquirir conocimientos hasta la automatización de tareas administrativas y la mejora de evaluaciones, liberando a los educadores para centrarse en interacciones más significativas con los estudiantes.

También implica controlar el sobreuso de la Inteligencia Artificial para no terminar con estudiantes que hacen menos o no adquieren los conocimientos o responsabilidades esperados al delegar excesivamente tareas, además de las consecuencias relacionadas con plagio y veracidad.

Andrew Stephen, profesor de Marketing en la Escuela de Negocios de Oxford, subraya la importancia de entender que la IA no está destinada a reemplazar el talento humano, sino a amplificarlo: “Me gustaría que las industrias se dieran cuenta de que esto no es un conjunto de tecnologías que va a desaparecer y reemplazar, sino que está aumentando, amplificando y apoyando”.

En un momento donde la industria educativa aprovecha esta necesidad: el mercado global de IA en la educación estaba valorado en 2,500 millones de dólares en 2022 y se proyecta que alcance los 88,200 millones para 2032, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 43.3%.

Simultáneamente muchas universidades e institutos están adoptando la IA en sus procesos educativos. La Universidad de Stanford, por ejemplo, ha implementado un sistema de IA que personaliza el aprendizaje para cada estudiante, mejorando significativamente sus resultados académicos, mientras MIT utiliza IA para desarrollar materiales de aprendizaje adaptativos que se ajustan a las necesidades individuales de los estudiantes.

Y mientras la gente y las instituciones educativas aprenden, la Inteligencia Artificial también… uno de los casos más impresionantes fue cuando ChatGPT logró aprobar el Bar Exam, el examen de abogacía en Estados Unidos, con una puntuación superior a la media humana. No saben cuántos amigos tengo que han perdido y presentado este examen ‘en loop’.

Felipe Thomaz, director del programa de IA en Oxford, destaca que el miedo a la IA a menudo se basa en malentendidos: “Todavía veo mucha preocupación y mucho miedo en torno al reemplazo. Quizás profundamente innecesario y proveniente de un lugar de malentendidos”.

Thomaz también enfatiza que la IA debe ser vista como una herramienta complementaria, y no como un sustituto: “Hay una herramienta fundamentalmente valiosa, no como un reemplazo, sino como una lente, nuevamente, para aumentar nuestra paleta”.

Para Andrew Stephen el impacto positivo que la IA puede tener en el proceso creativo: “La creatividad proviene de las percepciones, proviene de las observaciones, también proviene de la combinación de fuentes de inspiración. Y la IA generativa es solo otra fuente de inspiración, ¿verdad?”. Esto resalta cómo la IA puede ser una herramienta para generar nuevas ideas y perspectivas.

Stephen agrega también que la IA está generando nuevas fuentes de inspiración: “La creatividad proviene de las percepciones, proviene de las observaciones, también proviene de la combinación de fuentes de inspiración. Y la IA generativa es solo otra fuente de inspiración, ¿verdad?”. Este enfoque sugiere que la IA puede ser una fuente valiosa de ideas y creatividad en el ámbito publicitario y más allá.

Finalmente, y desde un punto de vista mas cultural, Felipe Thomaz concluye que  “Si piensas en la comprensión de las personas en todo su color, complejidad, rarezas, y regionalidades, eso es difícil para una persona, pero podemos usar la IA para ayudarnos a entendernos a nosotros mismos”.

La adopción de la IA en la educación es inevitable y necesaria. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de los desafíos y trabajar juntos para asegurarnos de que la IA se utilice de manera responsable y equitativa. Solo así podremos aprovechar todo el potencial de la IA para mejorar la educación y preparar a las futuras generaciones para los retos del siglo XXI.

Y como estudiante… esta experiencia que podría parecer repetitiva ha terminado siendo única. Con amigos alrededor del mundo como Thiago Serena y Alexander Kekoa (grandes nombres), pasamos el tiempo creando metodologías, improvisando actuación en Jesus College o charlando de nuestros sueños. Juro que ya perdí la cuenta de los libros, artículos, estudios y ensayos que he leído sobre Inteligencia Artificial… y aún falta la mitad. Pero eso es Oxford. Un reto contundente.

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* El autor es consultor global de negocios; enfocado en consumo masivo, estrategia competitiva, innovación, y prospectiva.

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Inteligencia Artificial: Una entrevista con la Universidad de Oxford
Luis Carlos Chacón J.

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