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El 24 de junio de 2025, se formó la tormenta tropical Andrea, marcando el inicio de la temporada de huracanes en el océano Atlántico, según expertos del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos. La tormenta tropical Andrea se encontraba a una distancia de aproximadamente 1.900 kilómetros de las Azores y 2.200 kilómetros al este de la costa este de EEUU, con vientos máximos sostenidos de alrededor de 65 kilómetros por hora, según informes de CNN.
Se pronosticó que la tormenta tropical Andrea experimentaría pocos cambios en su fuerza y se debilitaría gradualmente, disipándose por completo el miércoles por la noche. A pesar de que los vientos con fuerza de tormenta tropical se extendían hasta 75 kilómetros del centro de la tormenta, no se preveían peligros inminentes para la tierra. Se esperaba que el próximo aviso completo se emitiera a las 17:00 horas, tiempo del Atlántico.
Los meteorólogos del NHC discutieron que Andrea sería una tormenta tropical de corta duración debido a las condiciones ambientales cambiantes. Se previó que las temperaturas del agua disminuirían drásticamente y que la cizalladura del viento aumentaría, lo que finalmente provocaría el debilitamiento y disipación de la tormenta.
Expertos de la NOAA pronosticaron una actividad superior a la normal para la temporada de huracanes del Atlántico de 2025, con un rango de entre 13 a 19 tormentas con nombre, de las cuales se esperaba que entre seis y 10 se convirtieran en huracanes, incluyendo entre 3 y 5 huracanes mayores. Laura Grimm, administradora interina de la NOAA, destacó la importancia de los pronósticos precisos y las alertas tempranas para salvar vidas y propiedades.
La creencia de que esta temporada sería superior a lo normal se basaba en una serie de factores, como las condiciones neutrales del ENOS, temperaturas oceánicas superiores a la media y la posibilidad de mayor actividad debido al monzón de África Occidental. Ken Graham, director del NWS de la NOAA, instó a la población a tomar medidas proactivas para prepararse ante posibles tormentas y desastres naturales.