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¿Qué hay realmente en el plato de tu perro?​

Publicado el enero 10, 2025

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Este año nuevo nos sorprendió con un miembro más en la familia: un cachorro callejero adoptado a través de las fundaciones Mextizos y Adopta MX. Mi hija Ana Paula tomó la iniciativa de darle un hogar a este pequeño, a quien le dio el nombre de Eli. Según el maestro Rafael Matos Moctezuma, sería de raza “boulevardier”, un término que nació de su ingenio y que celebra su origen callejero, cargado de anécdotas que hoy enriquecen las nuestras.

En medio de la emoción, fuimos a comprar croquetas, y me surgió una pregunta que me llevó a indagar: ¿desde cuándo existe la comida industrializada para perros? Y ¿qué contiene realmente?

Registros arqueológicos revela que los perros domésticos han estado presentes en el suroeste de México durante al menos 3 mil años. Entre las evidencias más destacadas se encuentran las efigies de cerámica que representan al Xoloitzcuintle, distribuidas ampliamente por la región.

Los perros, descendientes del lobo (Canis lupus), han tenido una relación estrecha y de colaboración con el ser humano durante al menos 15 mil años, posiblemente más. En aquellos días, su dieta estaba limitada a lo que las personas podían compartirles: carne, huesos, y eventualmente, alimentos básicos como avena o pan. Incluso los aristócratas medievales, como Gastón III en el siglo XIV, sugería recetas específicas para sus preciados galgos: pan de salvado, carne de caza y, si estaban enfermos, leche de cabra y caldo de porotos (alubias).

El cambio significativo ocurrió con la Revolución Industrial, cuando las personas comenzaron a tener ingresos disponibles para mantener a los perros no solo como compañeros de trabajo, sino como miembros de la familia. En 1860, un visionario llamado James Spratt introdujo en Inglaterra las primeras galletas para perros, hechas de carne, vegetales y betabel. Inspirado por las galletas de los marineros, Spratt las creó ya que eran duraderas y transformó la forma en que los humanos cuidaban a sus mascotas.

El siglo XX vio una explosión de innovación en la industria de alimentos para perros. Desde la aparición de la primera comida jugosa en lata en 1922, elaborada con carne de caballo, hasta los piensos cocidos a altas temperaturas en 1956, la oferta evolucionó en torno a la comodidad y la seguridad alimentaria. Los avances en nutrición animal también jugaron un papel clave. En 1939, el Dr. Mark Morris diseñó una dieta especial para tratar problemas renales en perros, sentando las bases de las dietas de prescripción veterinaria que se consolidaron en la década de 1980.

Hoy en día, las croquetas que compramos para nuestro “boulevardier” están diseñadas para ser completas y balanceadas, ofreciendo proteínas de origen animal y vegetal, carbohidratos, grasas esenciales y micronutrientes. Sin embargo, este avance no está exento de controversias, desde la inclusión de granos como ingrediente barato hasta el impacto ambiental de su producción.

Adoptar a un cachorro, además del compromiso con su bienestar físico, también le da un lugar en la historia como compañero fiel. Desde los lobos que rondaban los fogones prehistóricos hasta los perros que comparten nuestras salas de estar, su alimentación refleja en el plato la evolución cultural y científica de la humanidad

Mientras observo a nuestro nuevo amigo devorar sus croquetas con entusiasmo —y, por supuesto, mis zapatos, lentes, audífonos, cojines y demás— me pongo a pensar en cómo este simple acto está impregnado de siglos de historia. Después de todo, la comida, incluso la de nuestros perros, narra la supervivencia, la innovación y cariño.

¡Bienvenido a casa, pequeño “boulevardier”!

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