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Elektra no ve la luz del día: la empresa de Ricardo Salinas Pliego sigue perdiendo en tribunales

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La reconocida empresa de Ricardo Salinas Pliego, Elektra, continúa enfrentando desafíos legales en los tribunales, ya que ha recibido un fallo en su contra el martes 24 de junio. Esta situación se relaciona con deudas que ascienden a más de 34 mil 805 millones de pesos con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), correspondientes a ejercicios fiscales de varios años.

La deuda total de Ricardo Salinas Pliego, por la cual ha presentado diversos amparos, alcanza los 63 mil millones de pesos, incluyendo no solo a Elektra, sino también a otras empresas de su propiedad. Esta situación ha generado controversia y debate en el ámbito empresarial y legal.

Recientemente, se emitió un nuevo fallo en contra de Elektra, donde el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito determinó que la empresa deberá pagar aproximadamente 2 mil millones de pesos. Este monto corresponde a un adeudo fiscal por la omisión del pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR) del ejercicio fiscal 2010.

A pesar de los intentos de Elektra por presentar alegatos de último minuto sobre la imparcialidad de los integrantes del tribunal, estos fueron desechados bajo la presunción de dilatar el juicio. Esta sentencia se suma a la emitida el pasado 19 de junio, donde se falló nuevamente en contra de Elektra por un monto similar correspondiente al ejercicio fiscal 2012.

Además, se ha dado a conocer que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) rechazó un amparo presentado por otra empresa de Ricardo Salinas Pliego, TV Azteca, por un monto de 2 mil 446 millones de pesos del ejercicio fiscal de 2009. A pesar de este revés, la empresa continuará con el proceso legal correspondiente.

Estos acontecimientos han generado incertidumbre en el mundo empresarial y legal, y se espera que se siga desarrollando en los próximos días. Las decisiones judiciales han puesto en relieve la importancia del cumplimiento de obligaciones fiscales para evitar conflictos legales en el futuro.

El revés financiero de Ricardo Salinas Pliego en Elektra: 4 mil millones de dólares en juego

Elektra: Ricardo Salinas Pliego experimenta una pérdida de 4 mil millones de dólares

En la Ciudad de México, el magnate Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Elektra, se enfrentó a una significativa debacle financiera el día de hoy, con una caída de más del 60% en las acciones de su empresa. Esta abrupta disminución representó una pérdida cercana a los 4 mil millones de dólares de su patrimonio personal. Dicha situación se desencadenó luego de que las autoridades ordenaran la reanudación de las operaciones bursátiles de Elektra tras un prolongado período de suspensión, según informó el medio Reforma.

La caída en cifras
Las acciones de Elektra sufrieron un desplome desde los 944.95 pesos por acción que mantenían en julio, hasta aproximadamente 355 pesos en esta jornada. Este movimiento redujo el valor de la participación de Salinas en la empresa, que ronda el 75%, a alrededor de 2,900 millones de dólares, cifra considerablemente inferior a los 7,600 millones de dólares reportados el viernes previo.
En cuanto a su fortuna neta, Salinas Pliego pasó de tener 10,200 millones de dólares a 6,200 millones, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Este descenso lo colocó en cuarta posición en la lista de los más ricos de México, detrás de Carlos Slim, Germán Larrea y ahora Alejandro Baillères.

La suspensión de operaciones y sus consecuencias
La caída en las acciones de Elektra no ocurrió de inmediato. Durante meses, la compañía estuvo enfrascada en un conflicto con los reguladores respecto a la reanudación de sus operaciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Elektra llegó incluso a ser excluida del índice bursátil de referencia de México, lo que obligó a los fondos que lo seguían a deshacerse de sus participaciones, exacerbando la caída en sus acciones.

A pesar de que Elektra obtuvo una orden judicial para detener la reanudación de la negociación, los reguladores finalmente permitieron que las acciones volvieran a cotizarse, incluso cuando se superaron los límites de volatilidad en la subasta previa al mercado. En un comunicado, Elektra advirtió que cualquier transacción con sus acciones podría derivar en responsabilidades legales, aunque la empresa se abstuvo de hacer más comentarios.

El riesgo fiscal y la evaluación de S&P
A los contratiempos en el mercado bursátil se suman graves problemas fiscales. La agencia calificadora Standard & Poor’s (S&P) rebajó los bonos de Elektra a la categoría especulativa, conocida como «bono basura», citando los múltiples litigios fiscales en los que la empresa se encuentra inmersa.

Elektra enfrenta disputas legales con el Servicio de Administración Tributaria (SAT) relacionadas con impuestos pendientes de años anteriores. La calificación BB con perspectiva negativa otorgada por S&P refleja el peligro de que estos conflictos se intensifiquen en los próximos 12 meses, lo que podría agravar aún más la solidez crediticia de la empresa y provocar una nueva caída en la valuación de sus acciones.

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Ministra revela oferta de Salinas Pliego en medio de batalla fiscal millonaria con el SAT

La ministra de la Suprema Corte, Loretta Ortiz, reveló que antes de su nombramiento, recibió una oferta del equipo de Ricardo Salinas Pliego para manejar su imagen pública, lo que consideró un intento de influir en su trabajo. Esta declaración surge mientras Grupo Elektra, propiedad de Salinas Pliego, enfrenta disputas con el SAT por deudas fiscales que podrían obligar a la empresa a pagar más de 34 mil millones de pesos. La resolución de la SCJN, que se espera para octubre, podría impactar fuertemente la fortuna de Salinas Pliego, con una posible reducción del 18%.

Salinas Pliego asegura que sucederá la destrucción de la independencia del Poder Judicial

¡Vaya, qué espectáculo digno de una telenovela política! Y no precisamente de las más realistas. El magnate Ricardo Salinas Pliego, conocido por su habilidad para transformar lo ordinario en extraordinario y hacer de lo cotidiano un melodrama, ha lanzado una acusación tan seria que haría palidecer a cualquier escritor de thrillers políticos: «golpe de Estado».

Sí, has leído bien. Según el tercer hombre más rico de México, lo que está ocurriendo en el país no es otra cosa que un golpe de Estado disfrazado de democracia, todo orquestado por el partido en el poder, Morena.


Ahora, vamos a tomarnos un momento para digerir esta declaración. Salinas Pliego, el empresario multimillonario que ha hecho su fortuna navegando en las turbulentas aguas del capitalismo mexicano, ha decidido colocarse en el papel de héroe de la república.

Y no es cualquier héroe, sino uno que lucha contra un enemigo tan poderoso como nebuloso, armado con una retórica incendiaria que recuerda a los tiempos en los que las palabras eran la única arma disponible en la arena política.


¿Qué fue lo que provocó esta furia del magnate? Nada más y nada menos que la validación por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de la mayoría calificada de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados.

Un tecnicismo que podría sonar aburrido para el ciudadano promedio, pero que Salinas Pliego ha logrado transformar en el preludio de un apocalipsis político. Según él, este acto es el primero de una serie de movimientos «ilegales» que están destinados a convertir a México en una especie de dictadura disfrazada de democracia.


En su desahogo digital, Salinas Pliego afirma con tono de advertencia que el primer acto ilegal ha sido permitir la sobrerrepresentación de Morena, otorgándole el 75% del Congreso con solo el 54% de los votos.

«¡Qué horror!», podríamos exclamar, si no fuera porque este tipo de disparidades no son precisamente una novedad en la política mexicana, ni en ninguna otra democracia representativa. Pero claro, según el magnate, esto no es solo un mal menor, sino el inicio del fin.


Luego, Salinas Pliego, con la astucia de un profeta que ve más allá de lo evidente, anuncia lo que será el «segundo acto ilegal»: la destrucción de la independencia del Poder Judicial. Aquí, el empresario nos invita a imaginar un futuro distópico en el que los jueces, en lugar de interpretar la ley, se convierten en marionetas al servicio de un poder todopoderoso.

Uno casi puede ver la escena: las cortes llenas de jueces con los ojos vendados, firmando sentencias dictadas desde las sombras del poder. Y, por supuesto, esto culminará, según él, en el «tercer acto ilegal», donde los ciudadanos seremos «sometidos a la voluntad de Morena y secuaces», entrando así en lo que Salinas Pliego denomina la «Tiranía de la Mayoría».


Es difícil no percibir un cierto aire de melodrama en las palabras del empresario. Después de todo, si uno quisiera realmente argumentar que estamos ante un golpe de Estado, quizá debería presentarse alguna evidencia más contundente que una votación parlamentaria.

Pero, como bien sabemos, en la política (y en las telenovelas), la percepción lo es todo, y Salinas Pliego, con su habilidad para captar la atención del público, ha logrado colocar en el centro del escenario un tema que, de otra manera, probablemente no hubiera capturado tantos titulares.


El remate de esta narrativa casi épica llega cuando el empresario nos regala la definición de «golpe de Estado», como si necesitáramos un recordatorio de lo que significa: «Un cambio de gobierno repentino y decisivo, hecho de manera ilegal… o por la fuerza».

Al parecer, la simple existencia de una mayoría legislativa ya califica como un golpe de Estado en el imaginario de Salinas Pliego, lo cual, si lo pensamos bien, podría redefinir por completo el concepto de democracia. ¿Será que en su mente multimillonaria, donde las reglas del mercado a veces parecen más importantes que las del juego democrático, cualquier cosa que no encaje con sus intereses puede ser tildada de golpe de Estado?


Y es aquí donde surge la verdadera pregunta: ¿es esta la visión de un hombre preocupado por el destino de su país, o simplemente la de un empresario que ve amenazados sus intereses?

Porque, no nos engañemos, Salinas Pliego no es precisamente un espectador desinteresado en esta partida de ajedrez político. Con sus vastos intereses económicos, que van desde la banca hasta las telecomunicaciones, pasando por los medios de comunicación, cualquier cambio en el equilibrio de poder puede tener un impacto significativo en su imperio.


Tal vez este sea el verdadero trasfondo de su indignación: el temor de que un gobierno con una mayoría calificada podría tomar decisiones que afecten sus negocios. Pero, por supuesto, esa es una lectura que Salinas Pliego preferiría que no hiciéramos.

En su lugar, nos presenta su visión de un país al borde del abismo, donde las instituciones están siendo destruidas una a una por una fuerza oscura y omnipotente.


Anoche, en una decisión que probablemente pasará desapercibida para muchos, pero que Salinas Pliego ha elevado a la categoría de catástrofe nacional, el Tribunal Electoral validó la asignación de diputados plurinominales realizada por el Instituto Nacional Electoral (INE). Esta asignación, que otorga a Morena y sus aliados una mayoría calificada en la Cámara Baja, ha sido el detonante de toda esta tormenta en un vaso de agua.


Con cuatro votos a favor y uno en contra, la Sala Superior del Tribunal Electoral decidió que el partido en el poder, junto con el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), tendrán 364 curules en la próxima Legislatura.

Es interesante notar que, mientras Salinas Pliego lanza acusaciones de golpe de Estado, en realidad lo que ocurrió fue un proceso institucional, llevado a cabo por una corte que, nos guste o no, está legitimada para tomar este tipo de decisiones.


Pero claro, la realidad no siempre es tan emocionante como la narrativa que se puede construir alrededor de ella. ¿Qué sería de la política sin un poco de dramatismo? Es probable que, en otro momento, esta noticia hubiera pasado sin pena ni gloria, como tantos otros tecnicismos legales que rara vez capturan la atención del público.

Pero en el mundo de Salinas Pliego, donde todo tiene que ser llevado al extremo, donde cada decisión es una batalla entre el bien y el mal, esta votación se ha convertido en el preludio de un desastre inminente.


Sin embargo, no podemos dejar de preguntarnos si este aparente alarmismo no es más que una cortina de humo. ¿Será que Salinas Pliego está tratando de desviar la atención de otros asuntos? Después de todo, no es ningún secreto que los grandes empresarios suelen tener agendas que no siempre coinciden con los intereses del público en general.

Y en un país como México, donde las relaciones entre el poder económico y el poder político son tan complejas como las tramas de una telenovela, es difícil no sospechar que hay algo más detrás de esta declaración tan incendiaria.


En cualquier caso, lo que es seguro es que Salinas Pliego ha logrado lo que pocos pueden: convertir una noticia que de otra manera hubiera pasado desapercibida en un tema de discusión nacional.

Y no lo ha hecho a través de argumentos racionales o evidencias sólidas, sino a través de la retórica, el melodrama y una pizca de paranoia que siempre es efectiva para captar la atención del público.


Así que aquí estamos, al borde de lo que Salinas Pliego describe como un «golpe de Estado», aunque para muchos no sea más que el resultado de un proceso electoral legítimo.

Lo que está claro es que, en este juego de poder, la percepción es la reina, y Salinas Pliego, con su habilidad para manipularla, ha demostrado que sigue siendo un jugador formidable.

¿Será que en su próximo acto nos sorprenderá con una nueva revelación, o esta será solo una de tantas predicciones apocalípticas que se desvanecerán con el tiempo?

Solo el futuro lo dirá, pero mientras tanto, el magnate ha logrado que todos estemos pendientes de su próximo movimiento. Y eso, en el mundo de la política y los negocios, ya es un triunfo en sí mismo.

Elektra y el SAT: La Telenovela Fiscal que Nos Mantiene en Vilo

El SAT da un nuevo golpe en la pelea contra Elektra: La compañía de Salinas Pliego deberá pagar 2 mil millones de pesos

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Ah, el eterno duelo entre Elektra y el SAT. Este miércoles, en lo que podría describirse como el más reciente capítulo de nuestra telenovela fiscal favorita, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) anotó otro punto a su favor en su prolongada batalla judicial contra Grupo Elektra, propiedad del omnipresente empresario Ricardo Salinas Pliego. El décimo octavo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito negó un amparo a Elektra, reafirmando que la empresa debe pagar un adeudo del Impuesto Sobre la Renta (ISR) correspondiente al lejano año 2008. ¿La cifra? Una modesta suma de 2 mil 11 millones de pesos, debidamente actualizada al día de hoy, para no perder el toque inflacionario.

Un Pequeño Recordatorio de Cómo Llegamos Aquí

Para los que han estado siguiendo esta saga con la misma atención que una novela de horario estelar, recordaréis que todo comenzó cuando el SAT determinó que Elektra debía pagar ISR de 2008. ¿La razón? Una venta de acciones que, según la autoridad fiscal, no se reportó adecuadamente. Sin embargo, Elektra argumentó que había sufrido pérdidas en esas transacciones, lo cual, en su opinión, justificaba no pagar el impuesto. Claro, porque cuando uno vende acciones y pierde, lo último que quiere hacer es contribuir a la tesorería nacional, ¿verdad?

Pero el SAT, con la paciencia de un cobrador de deudas y el rigor de un maestro de escuela, no se dejó convencer. Así que, después de la negativa de Elektra a pagar, comenzó la danza de impugnaciones legales.

El Viaje Judicial de Elektra: Primera, Segunda y Tercera Llamada

Elektra llevó su caso ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, esperando encontrar un oído comprensivo. Sin embargo, la primera instancia resultó ser un baño de agua fría: el tribunal falló a favor del SAT. No dispuestos a rendirse, los abogados de Elektra apelaron la decisión. Y, como un mal capítulo repetido, la segunda instancia también falló en contra de la empresa.

La reciente negativa del amparo por parte del décimo octavo Tribunal Colegiado es solo la última en una serie de derrotas legales. Pero no todo está perdido para Elektra. Si la empresa tiene el estómago para seguir en esta montaña rusa judicial, aún le queda una carta bajo la manga: recurrir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Sí, porque cuando pierdes dos veces, la tercera es la vencida, o al menos así nos gusta pensar.

La Inquebrantable Voluntad del SAT y las Tribulaciones de Salinas Pliego

Este caso ha sido un ejemplo del incansable esfuerzo del SAT por hacer cumplir las leyes fiscales en México, incluso cuando se enfrenta a gigantes empresariales. Para Ricardo Salinas Pliego, es otro recordatorio de que, en el mundo de los negocios, hasta los más poderosos deben rendir cuentas. Y no, no hay escapatoria fácil, aunque uno sea dueño de un imperio financiero.

Uno no puede evitar preguntarse cómo se siente ser Salinas Pliego en estos días, enfrentando una y otra vez al temido SAT. Tal vez sea algo así como un moderno Sísifo, condenado a empujar una roca cuesta arriba solo para verla rodar de vuelta al fondo, una y otra vez. La diferencia es que la roca, en este caso, está hecha de impuestos no pagados y papeleo legal.

Las Repercusiones para Elektra y Más Allá

La resolución del Tribunal Colegiado tiene implicaciones más allá de los 2 mil millones de pesos. Envía un mensaje claro a todas las empresas: el SAT está dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias para asegurar que se paguen los impuestos adeudados. Este no es solo un caso aislado, sino parte de una campaña más amplia para reforzar el cumplimiento fiscal en México.

Para Elektra, la insistencia del SAT en cobrar el adeudo de 2008 es un desafío constante. La compañía deberá decidir si vale la pena continuar la lucha legal hasta la Suprema Corte de Justicia, lo cual implicará más gastos legales y prolongar la incertidumbre. Y mientras tanto, los accionistas y el público observan, algunos con preocupación, otros con el morboso interés que solo un buen drama puede generar.

El SAT y Su Rol en la Recaudación Fiscal

El papel del SAT en la economía mexicana no puede subestimarse. Como el órgano recaudador y fiscalizador de los impuestos, su eficiencia y eficacia tienen un impacto directo en las finanzas públicas del país. Enfrentar a grandes corporaciones y asegurar que cumplan con sus obligaciones fiscales es parte de su mandato. Y aunque a veces parece una batalla interminable, cada victoria refuerza la legitimidad del sistema fiscal.

El caso de Elektra no es el único en el que el SAT ha tenido que enfrentarse a grandes empresas. Sin embargo, es uno de los más notorios debido al perfil público de Salinas Pliego y la magnitud del adeudo. La resolución de este caso, ya sea en la Suprema Corte o antes, será un punto de referencia importante para futuras disputas fiscales.

Un Futuro Incierto para Elektra

Mientras tanto, el futuro de Elektra pende de la balanza. Si la empresa decide llevar el caso a la Suprema Corte y pierde, la obligación de pagar 2 mil millones de pesos será definitiva. Esto no solo afectará sus finanzas, sino también su reputación. Pero si ganan, podría sentar un precedente importante para otras empresas en situaciones similares.

Para los observadores, este caso es una mezcla fascinante de legalidad, economía y drama corporativo. Nos recuerda que, en el mundo de los negocios, las batallas más feroces no siempre se libran en el mercado, sino en los tribunales. Y que, a veces, el precio de una decisión errónea puede ser increíblemente alto.

Reflexiones Finales: Más Allá de los Números

Al final del día, este pleito fiscal entre Elektra y el SAT es más que una simple disputa sobre dinero. Es un reflejo de los desafíos y las tensiones en el sistema fiscal de México, y una muestra de cómo el cumplimiento de las leyes puede ser un terreno de batalla intenso.

Para los ciudadanos de a pie, es un recordatorio de que, sin importar cuán grande o poderosa sea una empresa, nadie está por encima de la ley. Y para los empresarios, es una lección sobre la importancia de la transparencia y el cumplimiento fiscal.

Así que, mientras seguimos de cerca esta saga, una cosa es segura: el desenlace de esta historia tendrá repercusiones duraderas. Y quién sabe, tal vez, en un futuro no tan lejano, veremos a Elektra y al SAT como protagonistas de un estudio de caso en las escuelas de negocios y de derecho. Hasta entonces, mantengamos nuestras palomitas listas y sigamos observando este fascinante espectáculo judicial.