En el tablero corporativo del fútbol mexicano, donde cada ficha cuesta millones y cada movimiento revela más de lo que aparenta, Ricardo Salinas Pliego decidió desprenderse de su apuesta más arriesgada: Mazatlán FC.
Un club joven, ruidoso, lleno de promesas… pero incapaz de consolidar una identidad ganadora. Hoy, la franquicia cambia de manos y de destino.
