En un panorama donde los conflictos laborales han sido históricamente una constante, es alentador observar cómo la conciliación (convenios prejudiciales) ha contribuido significativamente a la disminución de éstos. Según datos recientes de las Estadísticas sobre Relaciones Laborales de Jurisdicción Local (ERLAJUL) 2023 publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se ha registrado una caída del 42.8% en los conflictos individuales de trabajo entre 2022 y 2023 (pasaron de 138,144 a 78,943 casos). Este descenso es un indicativo claro de que las reformas laborales implementadas en los últimos años están dando frutos tangibles.
La reforma laboral de 2019, que modificó la Ley Federal del Trabajo (LFT) para fomentar la conciliación antes de llegar a los tribunales, ha sido un factor clave en este cambio. Los convenios prejudiciales (acuerdos alcanzados sin la necesidad de litigios o resoluciones judiciales) han aumentado un 12.8% en el mismo periodo, pasando de 356,442 a 402,194. Esta tendencia sugiere que tanto las personas trabajadoras como empleadoras están optando por resolver sus diferencias de manera más directa y eficiente. Recordemos que los juicios laborales en México tardaban en promedio 4 años en resolverse, y hoy en día la conciliación ha acelerado la resolución de problemas a un promedio de 4 meses, donde la mayoría de las veces es en favor de la persona trabajadora.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha resaltado en diversas ocasiones la importancia de esta reforma. En sus palabras: “Es fundamental que existan mecanismos que permitan a las partes resolver sus diferencias de manera justa y expedita, sin tener que recurrir a largos y costosos procesos judiciales”. Esta visión se alinea con los resultados observados, donde el 77.3% de la caída en los conflictos laborales puede atribuirse al aumento de los convenios prejudiciales.
Este incremento en la utilización de los convenios prejudiciales no solo refleja un cambio en la normativa, sino también un cambio en la cultura laboral del país. Las personas trabajadoras y empleadoras están comenzando a ver los beneficios de resolver sus disputas a través de la conciliación, un proceso que no solo es más rápido, sino que también puede ser menos costoso y desgastante mental y emocionalmente.
Los datos recientes del INEGI también nos permiten observar cómo se distribuyen estos conflictos y convenios a nivel sectorial. El 80.2% de los conflictos individuales de trabajo se concentra en los sectores de comercio y servicios, lo que indica que los trabajadores de estos sectores han sido particularmente beneficiados por el aumento de los convenios prejudiciales, pero también que estos sectores son un foco rojo que no respetan las condiciones y derechos laborales de su personal.
Además, los conflictos colectivos, que han mostrado una variación significativa, tienen un 33.6% de sus orígenes en la titularidad del contrato colectivo. Este tipo de conflictos son particularmente sensibles, ya que afectan no solo a las personas trabajadoras involucradas directamente, sino también a la estabilidad de las empresas y, en última instancia, a la economía nacional.
La tendencia hacia la conciliación y los convenios prejudiciales son una señal positiva de que las reformas laborales están encaminadas en la dirección correcta. Sin embargo, es crucial continuar fomentando estos mecanismos y asegurando que tanto las personas trabajadoras como las empleadoras estén conscientes de sus beneficios y derechos.
Este cambio de paradigma es fundamental para construir un mercado laboral más justo y equilibrado, donde las disputas puedan resolverse de manera efectiva y con el menor impacto posible en las partes involucradas.
En conclusión, la reducción de los conflictos laborales gracias a los convenios prejudiciales es un logro significativo que debe ser destacado y celebrado. La reforma laboral de 2019 ha sentado las bases para una nueva era en las relaciones laborales en México, donde la conciliación y la resolución pacífica de disputas ocupan un lugar central. Si sumamos que la justicia laboral en México ahora es expedita a toda la política laboral que ha incluido salarios más altos, mayores prestaciones, vacaciones y la prohibición de la subcontratación, se ha traducido en una formalidad laboral mucho más atractiva y en la dignificación del trabajo.
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