AMLO no es solo el campeón de los otros datos, sino de las mentiras con datos. Entre sus favoritas es que en su sexenio se han recibido montos históricos de inversión extranjera directa (IED). La implicación es que no importan sus ataques a la inversión en el sector energético, con el hostigamiento a Iberdrola destacando por su encono, haber cancelado la fábrica de Constellation Brands en Mexicali, la expropiación de la planta de hidrógeno de Air Liquide o los cambios que afectan a las inversiones en el sector minero. A pesar de ello, en la versión presidencial, el dinero foráneo sigue invirtiendo en México en niveles nunca vistos.
Aunque eso fuese cierto, cabría la pregunta de los niveles que tendría la IED si el país mantuviera la apertura a los capitales extranjeros en tantos sectores hoy cerrados. Podría suponerse que sería aún más elevada. Pero la realidad, además, es distinta: la IED en el sexenio obradorista es inferior a la registrada por varios gobiernos recientes.
La IED en los primeros cinco años del sexenio, 2019-2023, ascendió a 168.9 mil millones de dólares. En el periodo similar de Peña Nieto fueron 179.9 mil millones. Con todo, tampoco suena tan mal, la diferencia es pequeña, y ambas cantidades son claramente superiores a los 132.6 mil millones alcanzados en el primer lustro de Felipe Calderón y los 123.2 mil millones con Vicente Fox. Si bien AMLO exagera, tampoco parece que por mucho.
Excepto que no está tomando en cuenta la inflación del dólar. Esta no será tan elevada en Estados Unidos como en México, pero también carcome el poder de compra, sobre todo en periodos largos de tiempo. Por ejemplo, un dólar de 2023 compra la mitad que lo que adquiría el mismo billete en 1995. Un comparativo serio debe considerar ese factor, esto es, contrastar las cifras en términos reales.
Tomando en cuenta la inflación estadounidense, la IED hasta 2023 con AMLO ascendió a 186.2 mil millones, claramente inferior a los 230.4 de Peña, marginalmente debajo de los 187.4 con Calderón y también menos que los 203.3 con Fox.
Pero hay otro elemento adicional, y fundamental, a considerar. Solo una parte de la IED es realmente nueva, puesto que una fracción muchas veces importante son reinversiones hechas por las empresas ya establecidas en el país. En términos reales, la IED nueva en 2019-2023 ascendió a 65.3 mil millones de dólares, mientras que la cifra en los primeros cinco años de Pena fue de 82.3, 95.6 en la presidencia calderonista y nada menos que 126.6 en la foxista, más del doble que con AMLO. De hecho, la cifra correspondiente con Ernesto Zedillo fue de 66.1 mil millones, también superior a lo alcanzado por López Obrador.
El Presidente presumió en su mañanera de antier que la IED en el primer trimestre de 2024 ascendió a 20.3 mil millones de dólares. Hubo dos datos que omitió, sea porque los ignora o porque prefirió esconderlos. El primero es que dicha cifra es inferior en 13.6% a la alcanzada en el mismo periodo de 2023 (el registro de la IED habitualmente se concentra en el primer trimestre).
El segundo es que, de esa cifra, la inversión nueva ascendió a solo 599.3 millones de dólares, en términos reales la cifra comparable más baja en 34 años.
Por eso, aunque AMLO lo haya minimizado, el anuncio de Elon Musk de al menos postergar (y quizá sea una decisión permanente) la inversión de Tesla en Monterrey es otra pésima noticia, por más que quiera fantasear que México recibe inversión extranjera a raudales.
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