Los partidos de oposición, me refiero al PRI, PAN, y lo que quedó del PRD (RIP) en la desastrosa coalición abanderada por Xóchitl Gálvez, quiere tener una participación relevante en elecciones dentro de seis años, es importante que tomen nota y lleven a cabo una serie de modificaciones en su actuar, sus principios, pero sobre todo, en la forma en que ellos creen que hacen política.
Lo primero es dejar a un lado la victimización. Ellos, “la resistencia”, como ahora se hacen llamar (Charles de Gaulle se retuerce en la tumba), deben hacer a un lado la narrativa de que les arrebataron el triunfo. No estuvieron ni siquiera cerca. Perdieron por mucho.
Segundo. Es imperante que erradiquen el discurso clasista de odio con el que inundan una de las principales plataformas de comunicación de los jóvenes: las redes sociales. No importa cuánto rencor les genere los resultados del 2 de junio, nada justifica la violencia política.
Adicionalmente, deben dejar de echarse la culpa. Dentro de la oposición existe un muy pequeño grupo de personas que reconocen los errores que se cometieron y que los llevaron a perder por tan arrolladora ventaja por parte de la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum y Morena, en general. Síganlos, y hagan eco de las pocas voces autocríticas con las que cuentan.
Pero lo más importante. Si desean seguir en el mapa electoral de México y que se les tome en serio, la oposición debe modificar la forma de hacer política. Deben salir de las redes sociales y buscar a la gente en la calle. Llevar las peticiones de los hogares, las colonias, a los ayuntamientos, a los cabildos, a los congresos locales, no pensar ni suponer lo que ellos necesitan. Pregúntenles.
Ese enlace con la sociedad, a todos los niveles, es lo que precisamente encumbró a Morena como el partido más poderoso, bajo el liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Deben entender que tal cual prometió el presidente, se registró un profundo cambio en la vida pública. Imítenlo.
Mensajes de calma
Fueron dos mensajes de calma que Claudia Sheinbaum lanzó a los mercados y al sector empresarial en cuanto se supo que será la próxima presidenta del país.
El primero casi pasó de noche. Un día después de las elecciones, la exjefa de Gobierno de la CDMX anunció que la primera reforma constitucional que se enviaría el Congreso el 1 de octubre, tendría que ver con elevar a rango constitucional la igualdad sustantiva y el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Es decir, una propuesta que anunció en mayo pasado durante la campaña, pero que nada tendría que ver con los mercados financieros.
El segundo mensaje fue que sí o sí, la reforma Poder Judicial se discutirá con academia, sector privado, así como con los principales actores del sector jurista en México. Este anuncio, bajo consenso con el presidente López Obrador, es suficiente para dar tranquilidad por la intención del próximo gobierno por alcanzar acuerdos y lejos de la imposición, como desinforman sus opositores. También, los acuerdos con AMLO dejan claro que ella manda sobre la mesa, y eso lo sabe el presidente.
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