Las herencias de Andrés: debacle internacional​

A poco más de dos meses del fin de su sexenio, abundarán balances y retrospectivas del presidente de la 4T, el líder, el “transformador del país”, cuya puntilla la dejará clavada en el corazón de la democracia mexicana, con su destructivo paquete de reformas a ser aprobadas en septiembre, antes de irse.

Los intercambios esta semana entre la ríspida y agresiva campaña de Trump contra México ponen en evidencia uno de los desatinos frecuentes de AMLO. Tan solo el lunes, llamó “visionario” a Donald Trump.

A este truhan, misógino, criminal convicto, violador sistemático de leyes y tratados, el presidente de México lo describió como visionario.

Dos días después, ayer, en el curso de su campaña electoral —donde la retórica inflamada por la conquista de votos conduce a excesos, imprecisiones y mentiras en abundancia— Donald Trump afirmó que “México está controlado por los cárteles —de la droga, se entiende— y que son tan poderosos que pueden quitar al presidente de México en minutos”.

Una auténtica locura de declaración, desmedida y desproporcionada; sin embargo, tiene una intención, un sentido y un tono.

Es un franco insulto a “su amigo” López Obrador que le profesa admiración por visionario, si no que además deja el sobreentendido de que el presidente de México está a merced, voluntad y el mando de los narcotraficantes. ¡Muy delicado!

No es la primera vez que desde Estados Unidos surgen voces que señalan vínculos, tratos o acuerdos secretos entre los cárteles de la droga que operan en nuestro territorio con el propio presidente López Obrador. Más aún, hace pocos días surgió un señalamiento de evidencias de financiamiento proveniente del crimen organizado a su campaña electoral (2018). Acusaciones extremadamente graves, para que Andrés desestime y lo califique con voz admirativa como “un visionario”.

Pero lo importante de estos tonos bélicos y ríspidos desde el Partido Republicano y su candidato hacia México es que ponen de manifiesto con absoluta transparencia la extendida creencia de que “todos los males vienen desde México”: la invasión migrante ilegal, el fentanilo como causante de cientos de miles de muertes los últimos dos años, y la amenaza inocultable que los grupos criminales mexicanos, representan para la seguridad interna de los Estados Unidos.

México es hoy equiparado a China —el enemigo mayor, el espía y pirata máximo— que quiere penetrar la economía norteamericana para dominarla. Hoy, el candidato a vicepresidente, el senador Vance y el propio Trump, colocan a México en esa misma categoría.

El futuro canciller De la Fuente, ni pío dijo; la actual canciller y futura integrante del gabinete Alicia Bárcena, ni siquiera reparó en los agravios y en los insultos.

Tuvo que ser la futura presidenta de México quien salió a hacer algunas declaraciones en defensa de México. “No vamos a permitir que México esté en la campaña política de Estados Unidos”, dijo la candidata vencedora.

¡Ahh caray! Pues un poco tarde, doctora. Porque ya estamos en la campaña, somos piñata principal junto a China. Y todo apunta a que este tono va a endurecerse a medida que nos acerquemos a noviembre con las elecciones.

AMLO, como siempre, mirando a otra parte, haciendo como que no ve, o peor aún, que no entiende.

Trump no es su amigo, lo ha insultado y agraviado, como hizo este fin de semana con “el enviado doblado” Marcelo Ebrard.

Trump es una amenaza para México, para el comercio, para la frontera y, por supuesto, para la seguridad nacional. ¿Qué va a hacer el tan talentoso como silencioso Dr. De la Fuente cuando Trump —en caso de ganar— ordene al Pentágono preparar incursiones de comandos para detener, neutralizar y eliminar a narcotraficantes mexicanos en Sinaloa, Jalisco, Tamaulipas, etcétera? ¿Qué va a hacer el “doblado” futuro secretario de Economía, Marcelo Ebrard, cuando enfrente las primeras amenazas de aranceles en contra de México por los inmigrantes, por el fentanilo, por los criminales poderosos en este país?

La herencia en materia de política exterior de López Obrador es un desastre.

Tenemos conflictos y divergencias con Perú, con Bolivia, con Argentina, con España… hemos tenido con Canadá en este sexenio.

El profesional, de prestigio y reconocimiento a nivel internacional, Servicio Exterior Mexicano, fue desmantelado en esta administración. Se cuentan historias de terror por diplomáticos en retiro y personal consular desde que la 4T llegó al poder.

Estará en manos del futuro gobierno recomponer la dañada imagen internacional de México, al tiempo que destine recursos, atención y profesionalismo a la muy compleja relación con Estados Unidos.

Si gana Trump, será extremadamente complicada y desafiante; si gana Kamala Harris, podrá haber mejor entendimiento y diálogo, pero el tema fronterizo y migratorio, además del fentanilo, seguirán siendo prioridad.

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