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El Secretario de Hacienda y Crédito Público, del gobierno de la Cuarta Transformación Rogelio Ramírez de la O señaló hace unos días que México debe revisar su relación comercial con China puesto que hay un déficit a raíz de que el país azteca consume más de lo que vende al gigante asiático.
El titular de hacienda dijo que “México tiene que hacer su propia revisión, porque nosotros compramos a China 119.000 millones de dólares por año y vendemos a China 11.000 millones de dólares, China nos vende y no nos compra y eso no es un comercio recíproco”.
Al participar en el ‘Balance económico sobre desarrollo industrial y Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá’ (T-MEC), en San Luis Potosí, el encargado de la hacienda pública del país, alertó que “México depende de China 19.6% de toda su importación”.
Los mexicanos consumimos una cantidad importante de productos terminados de diferentes calidades proveniente del país asiático, como son: tenis, celulares, relojes, paraguas, computadoras, automóviles, plásticos de limpieza, juguetes, lámparas y hasta los chiles secos, entre otros.
China también es un gran proveedor de insumos intermedios de muchas mercancías que se exportan desde México al mercado estadounidense, lo que ha provocado que el país azteca tenga un déficit muy grande con el gigante asiático.
Muchos de los productos mexicanos que se exportan al mercado estadounidense, tienen un bajo contenido de integración de insumos del país del sur, y estos materiales adquiridos en el exterior entran al territorio azteca como importación temporal y salen como exportación definitiva, lo que vuelve una contabilidad engañosa de las exportaciones del país latinoamericano.
China es un gran proveedor de insumos intermedios de muchas mercancías que se arman y se exportan desde México al mercado estadounidense, lo que ha provocado que el país azteca tenga un déficit muy grande con el gigante asiático.
China y México, desde los años ochenta del siglo pasado, emprendieron una serie de reformas económicas para la apertura de sus respectivas economías, con el fin de que fuera el mercado quien regulara los precios de la mayoría de los productos y servicios de consumo.
Los resultados de la apertura económica de los dos países han sido desiguales, ya que mientras China ha tomado un papel relevante en el escenario económico internacional, llegando a ser actualmente la segunda potencia económica del mundo, solo superada por la de los Estados Unidos, en México durante los gobiernos neoliberales no pudieron sentar las bases de su desarrollo económico, y el nivel de vida de la mayoría de los habitantes del país latinoamericano no mejoro, por el contrario, el empobrecimiento fue mayor.
La conquista del mercado de los Estados Unidos ha sido prioridad tanto de China como de México, y en este sentido el país asiático ha tomado la delantera, no sólo por tener más exportaciones de productos a ese mercado, sino también por los insumos intermedios que le vende a empresas que están en territorio mexicano, que maquilan productos de exportación a su vecino del norte. Con esto podríamos decir que existen exportaciones indirectas o trianguladas de productos chinos al mercado norteamericano.
En junio del 2015, el entonces presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Manuel Herrera Vega, presentó un estudio denominado “Contenido Nacional y Valor Agregado en el sector Energético”, donde alerta sobre diferentes productos mexicanos que se venden a los Estados Unidos, y que podrían ser sustituidos en breve por mercancías fabricadas en China.
El estudio elaborado por la Concamin destaca que las exportaciones chinas al mercado norteamericano pasaron de 11 mil 600 millones de dólares en 1989, a 466 mil 600 millones de dólares en 2014; con esto, la competencia con China por el mercado de los Estados Unidos desafía al 70% de los productos que México exporta hacia el país del norte, sin incluir al petróleo.
La pérdida de mercado de los productos mexicanos en Estados Unidos no es el reto más importante al que se enfrenta la industria nacional. Las importaciones provenientes de China son un problema central que está causando obstáculos al empleo y la producción de nuestro país.
Datos de la Secretaría de Economía (SE), del gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto señalaban que en el periodo comprendido entre 1994 y 2013 el comercio registrado entre México y China fue de 541 mil 826 millones de dólares. De esta cifra, México vendió a China el equivalente a 42 mil 167 millones de dólares, mientras que la compra fue por 499 mil millones de dólares. Esto representó para México un déficit de 457 mil 492 millones de dólares, una relación de casi 12 a 1. Son varias las industrias mexicanas que se han visto perjudicadas con la expansión del comercio exterior chino y las prácticas desleales que usa el país asiático para fomentar sus exportaciones, entre las que destacan la industria del calzado y del acero.
La publicidad oficial en el sexenio anterior presumía que México es el principal exportador de pantallas planas en el mundo, pero de lo que no habla es que la proporción nacional de estos productos vendidos en el exterior es solamente del 8%, siendo los componentes chinos de estos artículos mayores a los de nuestro país, es decir, tienen más contenido chino que mexicano.
Son muchos productos de exportación de México a Estados Unidos y Canadá que tienen un gran porcentaje de insumos intermedios de origen chino, por lo que podemos decir que el país oriental es socio del tratado comercial entre México-Estados Unidos-Canadá.
México y Estados Unidos de América acordaron el pasado 10 de julio una medida para proteger al mercado de América del Norte de una posible intromisión de acero procedente de China, con la imposición de un alto arancel.
Ambos países optaron por aplicar medidas para proteger la cadena de suministro del acero y el aluminio en América del Norte con un aumento de aranceles y con ello frenar que países como China puedan introducir estos materiales en territorio estadounidense procedentes de México, apoyados por el T-MEC.
Con esta medida, Estados Unidos busca evitar el uso del T-MEC para que, principalmente, China aproveche exportaciones desde México y con ello introducir acero asiático.
El candidato a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump piensa que México está permitiendo la entrada de inversión china en el sector automotriz de tal manera que amenaza los trabajos de sus contrapartes en su país.
El expresidente norteamericano aseguró hace unos días en una entrevista para la revista BusinessWeek: “Están sucediendo cosas malas algo realmente malo está pasando allá en México. China está construyendo enormes plantas de automóviles. Van a dejar sin trabajo al UAW (sindicato de trabajadores del sector automotriz). Las están construyendo en México para fabricar autos para venderlos en Estados Unidos, ¿qué ganamos con esto?”.
Lo cierto es que en México solo existe una fábrica de autos de una marca china, la cual es pequeña y de capital mexicano; la mayoría de los automóviles chinos que compran los mexicanos en territorio nacional entran al país como producto terminado.
Para el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se tiene que revisar situación del comercio entre nuestro país con China ya que “Esta es una situación que ha conducido a un sentimiento de proteger más a nuestras industrias y este sentimiento ha crecido tanto en Estados Unidos como en México, además del incremento en las presiones políticas entre China y Estados Unidos”.
La revisión que está pidiendo el Dr. Rogelio Ramírez de la O sobre la desleal relación comercial que hay entre México y China es urgente ya que este conflicto está afectando a la economía de la nación latinoamericana y la relación comercial del país azteca con su principal socio comercial.
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