El 17 de octubre del 2022 publiqué en este espacio una colaboración en la que dimensionaba el tamaño de la oportunidad que representa en perspectiva para México la industria de semiconductores. En el mismo texto propuse algunas medidas que debería tomar nuestro país para aprovechar esta oportunidad de oro. La iniciativa derivó de una visita del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, en esas fechas, en donde invitaron a México a participar de este enorme proyecto.
Bursamétrica estima que el mercado global de microchips alcanzará un tamaño aproximado de 600 mil millones de dólares en el presente año. Nivel que ya se había alcanzado en el 2022, pero que sufrió un tropiezo en el 2023 por deficiencias en el suministro de silicio y problemas en las empresas chinas. Hoy en día, el 60 por ciento del mercado mundial lo controla una empresa de Taiwan, TSMC, fundada por Morris Chang en 1987, quien fabrica el 90 por ciento de los componentes más sofisticados y de mayor avance. De ahí el riesgo de que algún día China decida ocupar esta isla. Estados Unidos participa con solo el 10 por ciento del mercado.
Ante esta circunstancia, la administración del presidente Biden desarrolló un programa para que Estados Unidos recupere el liderazgo en esta industria, asignando recursos por 52 mil millones de dólares. En Estados Unidos, de acuerdo a la Asociación Americana de la Industria de Semiconductores, hay anuncios de inversión por más de 200 mil millones de dólares para la creación de 23 plantas.
La semana pasada, Blinken presentó su propuesta denominada ‘Iniciativa del Hemisferio Occidental para Semiconductores’ en el marco de la reunión ministerial de la Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas (APEP) en Washington, en el que participaron cancilleres de los 12 países de la iniciativa promovida por Estados Unidos.
Dentro del programa, EU está invirtiendo millones de dólares en un nuevo instituto dedicado al desarrollo de chips, el Instituto CHIPS Manufacturing USA, que será financiado con 285 millones de dólares. Su objetivo es agilizar los procesos y reducir los costos en el desarrollo de microprocesadores. De llegar a la presidencia Donald Trump, se podría esperar que el programa sea modificado para que la manufactura de los microchips logre una mayor integración aún mayor dentro del T-MEC, y el desarrollo de la industria sea más rápido. De triunfar en la contienda presidencial la virtual candidata demócrata, Kamala Harris, el programa también se reforzaría, muy probablemente.
Bursamétrica estima un crecimiento anual medio mínimo del ocho por ciento en esta industria a nivel global ante la asceleración de la digitalización y la Inteligencia Artificial. Con este crecimiento, el tamaño de esta industria podría alcanzar los 1.3 billones de dólares en los próximos 10 años.
Desafortunadamente la respuesta de México ha sido prácticamente nula. Lo único anunciado fue la inclusión de este ramo en los decretos de incentivos fiscales para el desarrollo de la zona económica del proyecto del corredor transístmico en el Istmo de Tehuantepec y para incentivar la inversión derivada del nearshoring.
A continuación enunciamos las acciones y medidas que propone Bursamétrica para el desarrollo de esta industria: Emitir un programa particular de política industrial para el desarrollo de esta industria en el que consten los siguientes elementos:
1. Constituir el Instituto Mexicano de Estándares y Tecnología de Semiconductores e Inteligencia Artificial, de preferencia de manera privada, para evitar que el titular del organismo sea nombrado con fines políticos. Para que en México puedan producirse eficientemente semiconductores, ya sea por empresas mexicanas o extranjeras, es indispensable contar con un ente que efectúe las actividades y los servicios que en Estados Unidos realiza el “Instituto Nacional de Estándares y Tecnología”.
Labores de asesoría tecnológica, de certificación de procesos y de estándares de medición y de calidad especializados para esta industria pueden ser proveídos por este instituto.
2. La participación de las universidades públicas y privadas es indispensable en este instituto para que la información y la experiencia que obtenga el instituto sea compartido por las universidades para la formulación de planes de formación de ingenieros formados en estas superespecialidades.
Es imprescindible generar a mucho mayor escala ingenieros especializados en semiconductores, microelectrónica e Inteligencia Artificial. Lo ideal es que en diversas universidades públicas o privadas se cuente con planes de estudio a nivel licenciatura en estas disciplinas. Pero si contar con una primera generación de ingenieros especializados nos podría tomar unos cinco o seis años, lo que se puede hacer de manera inmediata es impulsar con las universidades, el desarrollo de planes de estudio de postgrados o diplomados de especialización en estas disciplinas, que pudieran darse a ingenieros que hoy tienen otras especialidades.
3. Crear un fondo de capitalización y financiamiento que se especialice en este tipo de proyectos y empresas, y que vaya obteniendo recursos de capital, cuasicapital, financiamiento mezanine y financiamiento tradicional para las empresas y proyectos que pudieran estar surgiendo ante estas circunstancias.
4. Incluir en las leyes fiscales un paquete de incentivos fiscales permanentes para el desarrollo de esta industria y para la investigación en la misma.
5. Crear un programa de financiamiento y garantías en Nafinsa y Bancomext para el financiamiento de proyectos de esta industria mediante redescuento con la banca privada.
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