Gestionar el efectivo contribuye a disminuir la huella de carbono​

Vicepresidente Comercial de Auriga en LATAM.

Las sociedades modernas buscan y encuentran modos de pago para cubrir necesidades sociales, de gobierno, administración, culturales y de esparcimiento, pero también que faciliten su quehacer diario, en ambientes seguros y contribuyan a tener un mundo mejor. Incluidos los compromisos mundiales por disminuir la huella de carbono y avanzar hacia lo sustentable.

Del cacao, pasando por el oro, la plata, el zinc y el níquel, hasta llegar a las mezclas metálicas y billetes, y hoy contar con medios de pago digitales y monedas virtuales, el tema central es la producción incalculable de todos estos a escala mundial y su circulación; los caminos y trayectos que el efectivo y sus demandantes realizan para contar con esta forma de pago; en especial en países donde todavía se maneja en más del 50 por ciento de sus transacciones.

Por lo anterior y a medida que más bancos avanzan hacia sus objetivos ecológicos, se centran más en crear medidas de pago más sostenibles en lo que respecta al efectivo, los cajeros automáticos y los pagos electrónicos. Se entiende que los pagos sin efectivo como el dinero digital conllevan una huella de carbono oculta, pero significativa y en expansión, en consecuencia las instituciones de servicios financieros deben tenerlo en cuenta.

Hace unos años, el Institute and Faculty of Actuaries (IFoA) descubrió que el consumo de energía de los cajeros automáticos podía ser elevado. Los cajeros tradicionales consumen grandes cantidades de electricidad, lo que aumenta las emisiones de carbono y el despilfarro energético. Por lo que se concluyó que el efectivo físico puede ser más ecológico por su inmediatez si se toman ciertas medidas en la forma en que funcionan los cajeros automáticos y se suministra y gestionan los billetes.

De ahí la importancia, ya probada, para que los cajeros automáticos tengan una renovación ecológica para dar pasos hacia una estrategia sostenible de gestión del efectivo. Una forma de hacerlo es invirtiendo en nuevos cajeros automáticos y terminales de autoservicio asistido más eficientes desde el punto de vista energético, innovadores y respetuosos con el medio ambiente.

La huella de carbono global de gestionar una red grande y geográficamente dispersa de cajeros automáticos, ASST y otros dispositivos puede reducirse utilizando soluciones de gestión de efectivo de última generación e iniciativas de mancomunación de cajeros automáticos. Se trata de un acuerdo para gestionar conjuntamente una única red de cajeros bajo una marca neutral, de modo que los bancos ceden la propiedad de sus flotas de cajeros a una entidad totalmente nueva.

Como tal, la agrupación de cajeros crea altos niveles de optimización y eficiencia para la infraestructura en su conjunto. Aunque esto reducirá la huella física de los cajeros, éstos se ubicarán en zonas de mayor uso. En consecuencia, ya no habrá un exceso de cajeros automáticos en una zona, lo que a su vez reduce el consumo de energía y las emisiones de carbono, gracias a un menor número de desplazamientos de efectivo necesarios para la reposición de efectivo.

Con la ventaja del uso de Inteligencia Artificial (IA), y el uso de análisis predictivos y aprendizaje automático para la supervisión en tiempo real de las retiradas y depósitos de efectivo que conduce a una estrategia de gestión de efectivo más sostenible, que puede predecir la demanda con mayor precisión. Supervisar el efectivo de esta manera optimiza sus entregas, reduciendo las emisiones de carbono asociadas al transporte cuando se necesita reponer efectivo en los cajeros automáticos, y disminuye el número de máquinas no utilizadas.

Con el software de gestión de efectivo, los bancos pueden automatizar estos procesos, permitir la supervisión en tiempo real y una planificación más eficiente de las intervenciones. Incluyendo la reducción de los residuos relacionados con los costes de gestión de órdenes innecesarias en un 25 por ciento. Esto no sólo reduce los errores, sino que también agiliza las operaciones.

La sostenibilidad va mucho más allá del medio ambiente. La clave para lograrlo es tener acceso sin trabas a un medio de pago universal, como el efectivo, que esté al alcance de todos, independientemente de su condición social o económica o de su acceso a una cuenta bancaria o a internet. El efectivo y el acceso al efectivo son esenciales para hacer posible la sostenibilidad en todas sus formas.

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