Estamos pasando la mitad de este año 2024 y ha pasado un mes después de las elecciones en nuestro país. Existen inquietudes “normales” en el sector empresarial como sucede cada sexenio en un cambio de gobierno, y existen inquietudes “anormales” por la agenda legislativa que continúa empujando el presidente saliente – y que de alguna manera impone a la presidenta entrante.
Después de los nombramientos que ha hecho Claudia Sheinbaum para conformar su gabinete, los mercados parecen tomar un poco de calma.
Si bien creo que el paquete de reformas enviado por López Obrador sigue y seguirá causando incertidumbre y gran inquietud, creo, por otro lado, que las variables macroeconómicas muestran una relativa estabilidad, aunque con una desaceleración en el ritmo de crecimiento de la economía mexicana.
El Banco de México dio a conocer hace algunos días los resultados de su encuesta a especialistas en economía del sector privado para el mes de junio, y podemos ver que la expectativa de crecimiento para el Producto Interno Bruto en el 2024 es ahora del 2 por ciento, mientras que en enero era de 2.37 por ciento.
Esta reducción se debe principalmente a la desaceleración esperada en la inversión productiva, si bien todavía para el mes de abril pasado la Formación Bruta de Capital mostró un incremento del 10.5 por ciento respecto al 2023, se espera que haya una reducción particularmente en la inversión pública, por la terminación de las obras magnas del gobierno federal.
La expectativa de los especialistas en economía del sector privado para la inflación anual cambió de 4.13 por ciento a 4.25 por ciento; pero la expectativa sobre la inflación subyacente prácticamente se mantiene igual, de 4.06 a 4.04 de enero a junio. Si bien la inflación ha ido bajando aún hay productos que muestran variaciones importantes en sus precios, y aunado a la volatilidad del tipo de cambio que hemos tenido en las últimas semanas, el Banco de México decidió no hacer cambios en su política monetaria, es decir, mantiene su tasa de interés de referencia en 11 por ciento.
La inflación general en la primera semana de junio fue del 4.78 por ciento, en junio del 2023 era del 5.06 por ciento, y la inflación subyacente que descuenta los productos más volátiles por razones de mercado y temporalidad, como alimentos no procesados y combustibles, se ubicó en 4.17 por ciento en la primera quincena de junio, mientras que el año pasado en el mes de junio la inflación subyacente llegaba casi al 7 por ciento.
Creo que la inflación se ha mantenido razonablemente estable, quizá ligeramente alta pero no considero que haya grandes problemas en términos generales. Sin embargo, en algunos renglones particulares si es importante destacar que la inflación en frutas y verduras para la primera quincena de junio fue del 17.28 por ciento.
Esto sin duda tiene un efecto negativo en el poder de compra de las familias, y mientras no veamos que la inflación general se ubique por debajo del 4 por ciento de manera sostenida, no creo que el Banco de México baje su tasa de interés de referencia.
A pesar de la volatilidad en el tipo de cambio de las últimas semanas, la expectativa sobre el tipo de cambio entre el dato de enero 2024 y la de junio, no ha variado sustantivamente.
En enero de este año, los especialistas esperaban que el tipo de cambio cerrara el año alrededor de 18.4 por ciento, ahora en el mes de junio, las expectativas muestran un tipo de cambio de cierre cercano a los 18.7 pesos por dólar.
Sin embargo, esto no descuenta el hecho de que se podrá seguir viendo cierta volatilidad en el tipo de cambio por tres razones; primero, porque la nueva administración federal enviará el presupuesto de egresos para el 2025 y deberá incluir cambios estratégicos en relación con la administración federal de López Obrador; segundo, el paquete de reformas que se estará revisando en septiembre, cuando inicie el nuevo periodo legislativo, implica una gran incertidumbre sobre la estabilidad y fortaleza de nuestras instituciones; y tercero, en noviembre habrá elecciones en los Estados Unidos, y eso traerá también cierta incertidumbre en los mercados, aunque la incertidumbre sobre la economía de los Estados Unidos, pudiera afectar positivamente a nuestra moneda.
Como lo mencioné previamente, considero que las variables macroeconómicas son relativamente estables en este momento, con algunas preocupaciones “normales” sobre el dinamismo de la economía nacional e internacional.
Pero los factores que preocupan a los especialistas en economía del sector privado y que consideran podrían inhibir el crecimiento de México no han cambiado desde inicios del año, aunque en diferente orden, pero siguen siendo los mismos; estos factores concentran el 50 por ciento de las opiniones de los especialistas sobre los temas más preocupantes para el país: (1) incertidumbre política, (2) problemas de seguridad, (3) problemas de estado de derecho y (4) ausencia de cambios estructurales.
Podemos ver que más allá de la estabilidad económica nacional o internacional o de los problemas geopolíticos, los temas que más preocupan están relacionados con el funcionamiento político y la estabilidad institucional en el país; sin duda deberán ser temas que, la nueva administración federal que encabezará Claudia Sheinbaum deberá poner atención en los primeros meses de su gestión para asegurar tener un buen inicio de sexenio.
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