Los cargos honoríficos en Morena​

¿Qué es un cargo honorífico? “Que se tiene con los honores, pero sin las responsabilidades y funciones efectivas que conlleva”.

Así encontré esta definición en Google. ¿La entendieron claramente? Porque yo tampoco. Es como un cargo en donde la persona cuenta con los “honores”, es decir con muchísimas facultades y virtudes para tomar un cargo, pero sin que él tenga ninguna responsabilidad en dicho cargo ni todo lo que conlleva

Bueno, pues este “cargo” le fue dado a Gonzalo López Beltrán, hijo del líder de la nación, Andrés Manuel López Obrador para que “vigile” los avances del traen interoceánico.

¡Vaya plan! Es como un cargo por ser el papá “buena ondita” con el hijo y dejarle que se entrometa en las gestiones y obras de este gobierno. Es raro que el presidente haya tenido que aceptar que pues sí, su querubín está metiendo su cuchara en temas que no le competen.

Supongo él ya sabrá que más adelante saldrán a la luz pruebas de esto, o habrán traiciones como la esperada por el gran amigo de sus hijos y ahora súper estrella Amílcar Olán quien ya dijo que si se hunde él, se hunden todos, y que tiene pruebas de todo.

Ya no hay amistad, por lo que se puede ver. Pero habrá pleito y feo.

Por eso es que al agobiado padre no le quedó otra más que salir a decir que su hermoso hijo Gonzalo le entregará, así de buena onda, es decir por puro amor al pueblo, sin que gane un solo peso ni reciba sueldo ni nada, un reporte quincenal de los avances del tren, pero pues yo me pregunto: ¿Qué va a saber el talentosísimo Gonzalo de este tipo de obras, si él es psicólogo? Digo, yo también soy psicóloga. No tendría ni idea de nada que tenga que ver con nada que tenga que ver con obras, con construcciones y demás temas así.

Supongo que López Obrador le habrá dicho a sus hijos al principio de su sexenio que no anduvieran poniéndose locos queriendo meter las manos, pero a lo mejor ya no pudo contenerlos.

Y es que esto fue así yo creo incluso desde antes del sexenio de López Obrador, porque yo en el 2015 pertenecí a un movimiento llamado “Mujeres de Hierro”. Éramos un grupo de mujeres con distintas propuestas que quisimos plantearle al presidente, pero no nos quiso recibir y en su lugar nos recibió en su casa de campaña el guapísimo Andy.

Ahí, sentado en la cabecera donde seguramente se sentaba su padre, nos escuchaba con algo de desdén.

Yo expresé mi propuesta que era crear un área en donde cada mujer diagnosticada con cáncer tuviera acceso gratuito a intervenciones terapéuticas con psicólogos, ellas y sus familias.

Cuando le conté mi idea me miró con arrogancia y aburrimiento, casi bostezaba.

Por supuesto que mi propuesta no le sonaba a signo de pesos. Escuchó las demás propuestas y solamente se interesó en hablar con una abogada que había dentro del grupo. Por lo demás nos dio las gracias y ya. No tomaba nota de nada de lo que le decíamos aunque anotamos nuestro número telefónico y nombres en una hoja.

Desde ese momento pensé: ¿Qué tiene que estar haciendo su hijo ahí? ¿Porqué AMLO no nos quiso recibir? ¿Por ser mujeres? ¿Le dimos flojera? ¿No le redituaban económicamente  nada lo que proponíamos?

En fin que, ya la cosa anda en un “¡fuera máscaras!”. Ya llegaron al punto de no esconder nada, ni aparentar nada.

Y es un tanto aterrador.

Veremos, por ejemplo, qué sucede con el jaloneo entre Alessandra Rojo de la Vega y Caty Monreal peleándose la Alcaldía Cuauhtémoc. Estoy casi segura se la quedará Caty. Ahí veremos que ya nada les importa y van con todo por todo.

En fin… (Suspiro) este camino todavía será muuuuy largo y sinuoso.

Es cuanto.

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