Llegó el tiempo de los “nombramientos políticos”.
La realidad es que todas las posiciones del gabinete presidencial son políticas.
Pero por el perfil de los cargos, algunos requieren una dosis mayor de conocimientos técnicos y otros de experiencia política.
¿Qué nos dicen estas designaciones respecto a cómo será la operación política de la administración de Sheinbaum?
Empecemos con la Secretaría de Gobernación.
El rol de esta secretaría ha cambiado al paso de los años.
Durante algún tiempo era clave para la interlocución política con la oposición.
En épocas en las que teníamos un Congreso dividido, cuando el partido que controlaba el Poder Ejecutivo ni siquiera tenía mayoría simple en las cámaras, esa negociación se volvía fundamental para conseguir los acuerdos que permitieran la gobernabilidad.
En tiempos de alta conflictividad social también era crucial el papel que tenía Gobernación para desactivar posibles conflictos o apagar fuegos cuando había incendios que se habían desencadenado.
En un entorno inédito, cuando regresan las reales y virtuales mayorías calificadas, el papel de la Segob tendrá que redefinirse.
Además de tareas tan relevantes como la protección civil, una de las funciones que tendrá la nueva secretaria será la interlocución con los gobernadores.
Aunque Morena y sus aliados tengan una amplia mayoría de Ejecutivos estatales, en realidad son muy diferentes y tendrán también demandas distintas para el gobierno federal.
Otra función clave será la relación con los grupos de Morena en el Congreso, si se tiene la perspectiva de hacer algunas reformas constitucionales profundas como la judicial.
Pero están pendientes otras que también son fundamentales, como la reforma político-electoral o la de los órganos autónomos, solo por citar dos.
Es bien sabido que Rosa Icela Rodríguez es una operadora muy eficaz que se convertirá en brazo derecho de Sheinbaum para la operación política.
Quien piense que va a reportar a “dos jefes”, a la presidenta y al expresidente, no la conocen ni conocen de su relación con Sheinbaum.
El caso de Omar García Harfuch era uno de los más anunciados.
No hubo sorpresa alguna en su nombramiento.
La interrogante que hay tiene que ver con el espacio real de operación que tendrá García Harfuch frente a una seguridad que depende cada vez de la operación militar.
Pero, nadie duda que Omar es una pieza fundamental en el equipo de Claudia y una de las personas en las que más confía, además de que tiene una relación muy cercana con los mandos militares, por lo que seguramente veremos su intervención en el tema de seguridad de una o de otra manera.
Mario Delgado fue recompensado por su desempeño como presidente de un partido que resultó abrumadoramente triunfante.
No fue en el pasado el político más cercano a Claudia, pero tenga la certeza de que ha construido esa relación en los últimos meses, y la plataforma que le ofrece la SEP será bien aprovechada por el egresado de Economía del ITAM para aumentar su relevancia política.
Ariadna Montiel es hasta ahora, junto con Rogelio Ramírez de la O, quien mantendrá la misma posición que tiene en el gabinete de AMLO.
También es otro reconocimiento, pues nadie duda el papel clave que jugaron los programas sociales en el resultado electoral. La mayor parte de ellos son administrados por la Secretaría del Bienestar.
Se trata de una operadora muy eficaz de la política social y de la ‘política política’ también, así que, aunque guste de guardar un perfil bajo, va a tener un rol sobresaliente en un gobierno que ya presentó propuestas de reforma constitucional para ampliar esas políticas entre niños y mujeres.
Se va cerrando la pinza y ya quedan pocas posiciones del gabinete legal que pueden ser asignadas.
Faltan dos posiciones clave: la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina. Seguramente serán las últimas en ser anunciadas.
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