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¿Mentor o ‘tormentor’? 10 claves para una relación de mentoría exitosa
La mentoría es una práctica tan antigua como la civilización misma, donde figuras como Aristóteles y Platón ya ejercían roles similares a los de un mentor moderno. Inicialmente, estos roles se centraban en transmitir conocimientos esenciales para la vida y el liderazgo.
Por si no lo sabes, el origen del término ‘mentoring’ proviene de la mitología griega; ya que Méntor era amigo de Ulises, personaje de la Odisea de Homero. Méntor ejerció de padre, maestro y consejero de Telémaco, hijo de Ulises.
En la Edad Media, los oficios y gremios funcionaban también bajo este paradigma de “mentor”. Había una persona que oficiaba de maestro, que guiaba al aprendiz en el camino de adquisición, no sólo de conocimientos, destrezas y habilidades propias del oficio, sino también le facilitaba su integración dentro de la sociedad. Y en la Universidad de Oxford, durante los siglos XV y XVI se establecieron las figuras de “mentors”, que tenían a su cargo la enseñanza y el desarrollo de los estudiantes en todas las esferas de su vida, tanto académica como social y espiritual. Luego, fueron reemplazados por la denominación de tutor.
En el mundo contemporáneo, el mentoring se posiciona al lado de disciplinas como el coaching y el counselling, ofreciendo un enfoque más personalizado y basado en la experiencia para el desarrollo profesional y personal. Este enfoque se centra en guiar a otros a través de ejemplos prácticos y consejos basados en la experiencia real, en contraposición a un enfoque más indagativo propio del coaching, o del abordaje de temas que rozan con la terapia, en el counselling (consejería psicológica).
Qué es la mentoría
La mentoría es un proceso de acompañamiento, a cargo de un mentor o mentora, que es una persona con trayectoria y experiencia probada en un ámbito específico. Generalmente el abordaje es en temas profesionales y de especialidades.
A través de encuentros con alguien que quiere seguir ese mismo camino (o uno relacionado), brinda su experiencia para allanar el rumbo de quien recibe la mentoría.
En las empresas de todo tipo crece la aplicación del mentoring interno y externo. En el primer caso, se trata de personas que mentorean a otras por tener experiencia en determinado aspecto, dentro de la compañía. Por ejemplo, quien lidera puede ser mentor de personas de su equipo. En el caso externo, se convoca a un tercerizado. También es usual que las personas contraten mentoría en forma individual.
La duración de un proceso de mentoring es variable: puede ir desde un solo encuentro a varias sesiones con una frecuencia a determinar. Lo más usual, es semanal o cada quince días.
En cuanto a la contratación, se suele hacer por un proceso completo, que puede abarcar entre 2 a 6 sesiones o más.
Los 10 mandamientos de las mentorías exitosas
Si estás ejerciendo como mentor o mentora, o deseas hacerlo, es importante saber que es una disciplina que se estudia y que se certifica; en mi caso, por ejemplo, soy Mentor Honorifico de la Red Global de Mentores, una de las mayores organizaciones de mentoría en español y otros idiomas.
La mentoría es un acto de servicio y de entrega de tu conocimiento; transfieres experiencia para que la otra persona crezca y se desarrolle según el rumbo que desee. Es importante resaltar que, al estar al servicio, los reflectores y las luces no están sobre ti, sino sobre cada mentee.
Para orientarte en el rol de quienes somos mentores, aquí tienes los 10 ‘mandamientos’ para tener en cuenta a la hora de acompañar a otras personas con esta herramienta de crecimiento y mejora continua:
1. Empatía: En la mentoría es fundamental entender y conectar emocionalmente con las personas. Para lograrlo, establece vínculos de confianza desde el primer encuentro, responde y acompasa -ir al compás- de acuerdo al ritmo de aprendizaje de la otra persona, y felicita y reconoce los avances, validando los sentimientos y perspectivas de quien tienes adelante.
2. Escucha activa: El rol de escuchar, y no sólo oir, significa ser agudos y profundos en lo sutil de las sesiones de mentoría. Puedes lograrlo prestando toda la atención al otro, mostrando interés genuino. Además, escucha sin interrumpir, incluso sugiero que silencies tu autocharla interna; fomenta un diálogo abierto, sin prejuicios de tu parte; y relaciona tus respuestas y devoluciones de acuerdo a sus necesidades.
3. Feedback de mejora: He observado que la mayor parte de mis clientes de mentoría buscan seguridad y confianza, a través de la transferencia de experiencia. De allí que la retroalimentación es fundamental para alentar el crecimiento en cualquier aspecto que estés abordando.
¿Cómo asegurarte de que estás dando buen feedback? Siempre reconoce los logros y, luego, menciona las oportunidades de mejora; sugiero que no sean opiniones simplemente, sino que estén bien argumentadas y sustentadas, sin egolatría y que ayuden a la persona.
También es importante tener mentalidad en soluciones, ser constructivos y específicos punto por punto, como una forma de guiar asertivamente a la persona, ofreciéndole sugerencias prácticas. Sobre esto último, recuerda que quien tomará las decisiones es la otra persona, no tú. Por lo tanto, la manipulación no se lleva bien con la práctica profesional de mentoría.
4. Adaptabilidad: Un buen punto de partida para convertirte en buen mentor, es ser flexibles. Las personalidades tercas, mentalidades obtusas y personalidades poco afectas al cambio, no se llevan bien con una dinámica de acompañamiento que requiere ajustarse a circunstancias cambiantes, y al ritmo de la otra persona.
Para trabajar este aspecto en ti, ajusta métodos según las necesidades, revisa y adapta los planes de acción y de medición de resultados en forma regular, consensuando con tu cliente, y anticípate a escenarios que impliquen cambios respecto al eje del proceso.
5. Inspiración: El faro que guía a los barcos es una excelente metáfora para definir el rol de quienes somos mentores. Si bien no necesariamente adhiero con el axioma de “ser ejemplos a seguir”, sí podemos ser puntos de referencia para la otra persona. Esto implica que tu conducta debe ser intachable y que tu comportamiento con los demás estén acordes al nivel de excelencia que posiblemente pregonas.
Para empezar, inspira con el ejemplo, comparte experiencias valiosas para la otra persona (y no sólo para ti); y encuentra y nutre la pasión de la persona que guías, como un disparador de su propio potencial y estilo.
6. Compromiso: Cuando decides ser mentor o mentora profesional, estás haciendo un acuerdo entre partes donde tú pondrás a disposición de la persona toda tu experiencia, y la otra, esperamos que se abra a recibir tu guía y acompañamiento.
Por esto, debes considerar el tiempo que le dedicarás, además de la atención y la respuesta ágil a los requerimientos de tus clientes. Tu foco es contribuir al desarrollo del mentee, para lo que, desde mi perspectiva, necesitas consagrarte en cuerpo, conocimiento y alma a esta actividad.
Tres puntos a considerar sobre el compromiso: demuestra una dedicación constante, ajusta el apoyo según las necesidades -habrá épocas de alta y de baja demanda, y mantén una presencia constante.
7. Paciencia: Un error frecuente que yo mismo he cometido en mis inicios hace treinta años, es sentir ansiedad por los resultados de mis mentees. Y aprendí rápidamente la necesidad de tener tolerancia y respeto por el proceso de aprendizaje, que es diferente para cada uno.
Como sugerencia, puedes acomodar diferentes ritmos de aprendizaje, transforma los errores en oportunidades, y promueve reflexiones profundas, y las consecuencias e impacto de las acciones, tuyas y de tus clientes. Una técnica que me ha funcionado es preguntar abiertamente “¿Consideras que estoy yendo demasiado rápido?”, y ábrete a recibir su feedback y a ajustar el proceso de tu lado.
8. Integridad: Más arriba hablaba del compromiso, y aquí llega el momento de referirme a la coherencia en tu vida. La integridad surge de la concordancia entre lo que piensas, sientes, dices y haces, con foco en el bien de la persona que acompañas.
Una herramienta que he probado en mentoring es definir, en el primer encuentro, cuál es el objetivo del proceso que quiere lograr el cliente; y luego, cuáles son los valores de ambas partes. Haciendo concordar algunos valores, el proceso será más fluido e íntegro.
Por eso, sugiero que seas transparente y ético; que construyas confianza con acciones consistentes; y que dejes en claro qué espera el cliente de ti, y qué esperas tú de esa persona.
9. Visión estratégica: Posiblemente uno de los aspectos más demandados por el mentoring, es trabajar en la estrategia de posiciones laborales, negocios y cualquier tipo de necesidad de los clientes.
De allí que, al ser buenos mentores, necesitamos tener la habilidad para planificar objetivos a largo plazo con claridad, y asentarlos formalmente por escrito: serán la brújula del proceso.
A modo de síntesis, define metas claras y alcanzables, desarrolla junto a tus clientes planes estratégicos y los detalles de su implementación y medición de resultados, y ajusta la visión según el progreso.
10. Fomento de independencia: Uno de los grandes objetivos del mentoring es empoderar a cada mentee para que tome decisiones por sí mismo, y que se haga responsable del impacto que producen.
Desde el lado de mentores, es importante dejar despegar a las personas, y finalizar los procesos según lo planificado; en ningún caso retendrás o estirarás el proceso. Por ejemplo, puedes animar la toma de decisiones independiente, y preparar a cada cliente para su autogestión sin necesidad de tu acompañamiento.
La mentoría efectiva implica una simbiosis de sabiduría, dedicación y respeto mutuo. Con estos diez principios esenciales, los mentores pueden facilitar un camino robusto y enriquecedor para sus clientes, tocando la vida de otros de manera significativa y trascendente.
Contacto:
Daniel Colombo
Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach profesional certificado por ICF en su máximo nivel, Coach certificado, Miembro y Mentor en Maxwell Leadership, el equipo de John Maxwell.
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