América Latina ha pasado de ser la región más favorecida por los inversionistas de mercados emergentes a ser la menos deseada en tan solo seis semanas, ¿la razón?
La volatilidad comenzó a regresar a los mercados de divisas a mediados de mayo, lo que causó cuestionamientos sobre algunas de las monedas favoritas, como el peso mexicano y el real brasileño. Ahora, esas posiciones prácticamente se han desmoronado y la región lidera las pérdidas globales.
La razón principal es política, debido a que los líderes han propuesto cambios y esto ha causado preocupación entre los inversionistas ya que podría conducir a un gasto excesivo y arruinaría la estabilidad que permitió atraer a muchos a la región de Latinoamérica. Esto se suma a los temores subyacentes provenientes de Estados Unidos, debido a que las autoridades han retrasado los recortes a las tasas de interés y reforzado así el atractivo del dólar.
Como resultado, el rentable ‘carry trade’ —que consiste en pedir préstamos en la moneda de un país con bajo rendimiento para comprar una con mayor rendimiento— ha pasado de generar retornos de dos dígitos a golpear a los inversionistas con grandes pérdidas.
“No hay ningún ‘carry trade’ que explotar si la moneda en la que se tienen posiciones largas es demasiado inestable”, dijo Thierry Wizman, director de divisas globales y estratega de tasas de interés en Macquarie Futures.
“Los operadores de ‘carry trade’ no presumían que habría tanta volatilidad”, añadió.
Esto representa un duro revés para la región de América Latina que se había convertido en uno de los destinos preferidos. En los dos años anteriores al colapso de las transacciones, pedir dinero prestado en yenes japoneses, donde las tasas eran negativas, y comprar pesos mexicanos daban como resultado retornos de alrededor 80 por ciento y del 50 por ciento, respectivamente. Esa misma estrategia se aplicaba con el peso colombiano, una divisa menos líquida pero de alto rendimiento, lo que proporcionó un retorno del 63 por ciento, según datos compilados por Bloomberg.
Eso fue posible, en gran medida, por un período de tranquilidad fiscal y baja volatilidad. Sin embargo, actualmente varios de esos países se están embarcando en cambios de políticas que han irritado a los mercados; tal es el caso de México con la iniciativa de reforma al Poder Judicial, en Colombia se está incumpliendo su regla fiscal y Perú se ha visto perseguido por un resurgimiento de la agitación política, dijo Benito Berber, economista jefe para América Latina de Natixis.
Esos riesgos están pesando más que el atractivo del ‘carry trade’, incluso cuando los responsables de la política monetaria de esos países mantienen altas las tasas de interés y las perspectivas sobre las próximas medidas de la Fed comienzan a aclararse, sostuvo.
“Los riesgos en América Latina tienen cierto poder de permanencia durante los próximos seis meses”, afirmó Berber.
¿Cuáles podrían ser los riesgos futuros para América Latina?
Existe la posibilidad de que surjan más riesgos por delante ya que América Latina es muy vulnerable al impacto de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, debido a su proximidad y a sus profundos vínculos económicos.
Jared Lou, administrador de cartera de deuda de mercados emergentes en William Blair Investment Management en Nueva York, observa valor en muchos de los mercados de la región en el mediano plazo. Pero consideró los cambios que habrá en la política de EU, tras las elecciones de noviembre, podrían causar más problemas en el corto plazo.
“Las monedas podrían seguir siendo vulnerables dependiendo de cómo se desarrollen las elecciones en Estados Unidos”, señaló.
Por otro lado, los bonos locales en Argentina han perdido más del 11 por ciento debido a las preocupaciones sobre la capacidad del presidente Javier Milei para controlar la política monetaria del país. También las autoridades han tenido dificultades para reconstruir sus reservas extranjeras, un paso crítico para eventualmente levantar los controles de divisas y capitales.
La fortaleza artificial del peso argentino en los mercados financieros se suma a los problemas, el gobierno lo devalúa a un ritmo del 2 por ciento mensual en una medida que es mejor conocida como ‘crawling peg’; es una política que los administradores de dinero consideran insostenible porque sitúa al peso por detrás de la tasa de inflación.
“Si reducen las posiciones en América Latina, ¿a dónde se irían realmente?”, se pregunta Claudia Calich, jefe de deuda de mercados emergentes de M&G Investments en Londres.
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