“Exigimos vivir dignamente”
El Día del Orgullo tiene como objetivo reafirmar el sentimiento de orgullo sobre las orientaciones sexuales e identidades de género que han sido tradicionalmente marginadas y reprimidas. Los heterosexuales viven la vida tranquilos, sin saber lo que es ser privado del primer amor, del primer beso, de una muestra de afecto pública. Todo debe hacerse en privado, por su comodidad o intolerancia.
En el marco del Día del Orgullo LGBTTTIQA+, es crucial reflexionar sobre la escasa representación de la comunidad en los congresos y en la toma de decisiones legislativas. A pesar de que al menos el 10% de la población se auto adscribe como miembro de la comunidad LGBTTTIQA+, la presencia en los espacios de poder sigue siendo prácticamente inexistente.
No hay una cifra exacta del porcentaje de personas que tienen una orientación sexual y de género determinada, en gran parte debido a los prejuicios que todavía persisten en la sociedad. En 67 países, la homosexualidad sigue siendo ilegal y sancionada, lo que agrava la situación de invisibilidad y discriminación. Muchas personas temen declarar abiertamente a la sociedad su pertenencia por el temor a la discriminación y, por tanto, las encuestas sólo reflejan a aquellos que se atreven a hablar.
La diversidad sexual requiere ser aceptada y respetada a fin de superar la marginación, la violencia y el machismo que afectan a grupos y personas específicas. Todas y todos debemos gozar plenamente de nuestros derechos.
Sin embargo, las acciones fraudulentas por parte de los partidos políticos que promueven aliados falsos en lugar de verdaderos representantes de la comunidad, atentan contra el principio de paridad y el principio de igualdad establecidos en nuestra Constitución.
El artículo primero constitucional es claro: la igualdad debe ser garantizada para todos los grupos en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, las llamadas minorías, como la comunidad LGBTTTIQA+, siguen siendo marginadas en el ámbito político. Necesitamos verdaderos representantes que comprendan y vivan nuestras experiencias, no solo aliados que no han sufrido ni están cerca de nuestra realidad.
Hoy se exige vivir dignamente y eso incluye tener una representación auténtica en los congresos que legislen en pro de los derechos. No es posible seguir siendo observadores pasivos en un sistema que no les incluye. La lucha es de todos y es por un futuro donde todas las identidades sean reconocidas, respetadas y representadas. Es hora de que alcemos la voz por todas y todos aquellos que han perdido la vida por la homofobia, que se escuche fuerte y claro en todos los niveles de la política, se gobierna para todos o no se gobierna.
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