“Es como vivir en esa película ‘Un día sin mexicanos’… pero real”
Un país que fue el puente de oportunidades y sueños, ahora se huye de él en secreto. Barrios enteros se convierten en espejos olvidados. Calles antes bulliciosas, ahora vacías y silenciosas. Una desolación palpable que no es ficción: es la nueva realidad impuesta por las políticas migratorias del presidente Donald Trump.
El éxodo silencioso: números que hablan más que las palabras
Por primera vez en 50 años, la población inmigrante en EE. UU. ha disminuido: de 53.3 a 51.9 millones desde enero de 2025, bajando su proporción poblacional del 15.8 % al 15.4 %.
El flujo neto respecto a la inmigración se invirtió: una salida estimada de 205 000 personas, tras un pico de 3.3 millones en 2023-2024
ICE ha arrestado alrededor de 359 000 personas y deportado 332 000 en apenas 200 días; además, 1.6 millones salieron voluntariamente (“autodeportación”)
El nuevo mandato exige un promedio de 3 000 arrestos diarios, frente a solo 300 bajo la administración anterio
Estas medidas han encendido advertencias: 66 % de economistas consideran que más inmigración sería beneficiosa para el crecimiento económico
La economía siente impacto real: se espera una pérdida de crecimiento de entre 0.2 y 0.3 puntos porcentuales del PIB en 2025-2026
En el sector agrícola de California, los ICE raids redujeron la mano de obra entre un 20 % y 40 %, generando pérdidas de entre 3 000 y 7 000 millones USD, y aumentos de precios de entre 5 % y 12 %
A nivel nacional, estudios calculan que eliminar a los trabajadores no autorizados podría reducir el PIB entre 1.4 % a corto plazo, y hasta un 2.6 % en una década —con pérdidas acumuladas de varios billones— e impactos millonarios en los ingresos fiscales
Carmen, mexicana residente en Fresno (California)
“Antes aquí eran los fines de semana perfectos: parrilladas con vecinos, niños jugando, tiendas abiertas. Ahora… las calles están desiertas, los negocios con carteles de ‘cerrado’. Tengo miedo de salir. Si llaman a la puerta y es ICE, no sé qué pasará”.
David, carpintero en Austin (Texas)
“Trabajo en construcción, y antes éramos tres trabajadores por casa. Ahora… solo estamos uno o dos, porque los otros se fueron o fueron deportados. La casa está casi vacía, no hay risas, no hay nada. No me animo ni a invitar a nadie a comer”.
Lina, estudiante en Chicago (Illinois)
“Las reuniones se acabaron. Nada de fiestas, ni cafés en la terraza, porque todos tienen miedo. Muchos ni siquiera salen. Es como si Chicago se volviera un pueblo fantasma, de pronto”.
El país fantasma: esa película que se hace realidad
Este cuadro sombrío recuerda a Un día sin mexicanos, donde la ausencia de inmigrantes hace colapsar la sociedad. Hoy, el silencio no es ficticio:
- Condados urbanos con altas concentraciones de inmigrantes —como Dallas, Houston, Nueva York, California— están al borde del colapso económico si se extiende esta tendencia Brookings.
- Las deportaciones y salidas voluntarias están vaciando no solo hogares, sino redes enteras de consumo y producción. Iglesias, escuelas y parques quedan casi enmudecidos —excepto por la sombra del miedo.
- Actividades sociales que antes parecían inquebrantables —festejos, mercados, talleres— ahora son una leyenda compartida entre vecinos cautelosos.
EE. UU. ya no es un escenario de ficción distópica; es una realidad que respira a través de cifras escalofriantes. Las nuevas leyes migratorias de Trump han acelerado una transformación: comunidades enteras se desvanecen, la mano de obra escasea, y la economía cojea.
Las entrevistas ficticias ilustran un clima de aislamiento, emoción contenida y muerte silenciosa de lo cotidiano. Una lección extrema: cuando las personas se van, las ciudades quedan —literalmente— en ruinas del corazón.
