Hace unos días la presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer lo que llamó “Plan México” que es una combinación de acciones y resultados esperados, que aunque hay cosas rescatables de esas ideas, más bien pareciera que son buenos propósitos de año nuevo, o sexenio nuevo.
No es mi propósito criticar cada elemento de “plan” , como lo mencioné, hay cosas rescatables que de conseguirse podrían empezar a hacer un cambio para la situación económica en nuestro país. En este sentido quiero destacar las siguientes ideas y trataré de hacer mis comentarios lo más objetivo posible.
El Plan México contempla elevar la proporción de la inversión como porcentaje del PIB por arriba del 25 por ciento; para esto dice la presidenta, que ya se tienen planes para asegurar $277 mil millones de dólares de inversión tanto extranjera como doméstica; aumentar en 15 por ciento el contenido nacional de las exportaciones; reducir de 2.6 a un año los trámites para la inversión en México; alcanzar que el 30 por ciento de las PYMES tengan acceso al financiamiento [formal]; que el 50 por ciento de la proveeduría y el consumo nacional sea hecho en México; particularmente en los sectores textil, calzado, mobiliario y juguetes; y otras ideas que no tocaré en este espacio.
De esa combinación de objetivos y acciones, hay estrategias necesarias para lograr algunos de los objetivos definidos, por ejemplo, la reducción en el tiempo de trámites para realizar una inversión en México es necesaria para incrementar y acelerar tanto la inversión extranjera como la nacional, eso permitiría acercarse más rápido a la meta de que la inversión total supere el 25 por ciento del PIB, pero por supuesto, esas acciones no son suficientes.
Siguiendo con la idea de fomentar la inversión productiva nacional, ésta podría llevar a crear más empleos, y quizá a que haya más PYMES formales que logren tener acceso al financiamiento formal. Y todo lo anterior, podría quizá incrementar la posibilidad de que haya mayor producción y contenido nacional en nuestras exportaciones. De esto concluyo que la intención de facilitar y acelerar la inversión en México es claramente indispensable.
Ahora bien, vamos analizando todo lo anterior con algunos datos. La idea de incrementar el contenido nacional en la producción, particularmente en la producción de bienes de exportación no es necesariamente mala.
Pero hay que tener cuidado de no cometer errores históricos como lo hicimos durante los años de la política de sustitución de importaciones, en que se prohibía la importación de productos para comprar solo lo “Hecho en México” y que nos llevó a la ineficiencia productiva para la década de los 80s.
Sin embargo, con una buena estrategia de identificación de necesidades de las cadenas productivas estratégicas de exportación, se podría hacer un plan razonable para promover y facilitar la producción de ciertas piezas de manera nacional, cuyo resultado no solo será el incrementar el contenido nacional a las exportaciones, sino que también se podría incrementar la inversión tecnológica, el desarrollo de la misma, el incremento en el empleo más sofisticado y en el fortalecimiento de dichos sectores estratégicos; otro efecto importante, es que estaríamos incrementando el número de empresas formales y con ello reduciendo la informalidad.
Para lograr lo anterior es necesario tener un enfoque de precisión y para ello necesitamos información.
Creo que es obvio que una de las principales motivaciones de esta estrategia es querer alinearnos a las demandas de Donald Trump, para evitar tener aranceles del 25 por ciento a las exportaciones mexicanas hacia los Estados Unidos; es decir, el berrinche de Trump es que China pasa sus productos a los Estados Unidos vía México. Al menos esa es la manera reduccionista de ver las cosas desde la Casa Blanca.
Si quisiéramos sustituir lo que compramos de China con producción nacional, tendríamos que empezar por conocer algunos datos.
En el 2023, según datos del Banco de México y de “UN cometrade data” importamos $598.47 mil millones de dólares, de los cuáles $81.56 mil millones vinieron de China. Esto quiere decir, que en el 2023 el 13.6 por ciento del total de importaciones vinieron de China.
De ese total el 45.5 por ciento se concentró en productos relacionados al sector automotriz, siendo los productos “eléctricos y de electrónica” una tercera parte del total de importaciones. La cuestión ahora es que, si queremos reducir las importaciones de China y sustituirlas con productos nacionales, ¿qué productos de esos que importamos de China los podemos hacer en México? Y que por supuesto cumplan con las especificaciones de calidad y especificidad para poderlos incorporar a la cadena productiva de exportación. Por supuesto esto no es imposible, pero requiere de una buena planeación y ejecución.
Por otro lado, en diversas ocasiones hemos comentado en este espacio la necesidad de incrementar la inversión productiva en México para acelerar el crecimiento económico.
La idea de que la inversión supere el 25 por ciento del PIB es buena pero no es tan fácil de lograr. Dice la presidenta Sheinbaum que tienen ya identificados proyectos por $277 mil millones de dólares de inversión tanto nacionales como extranjeras. Para entender mejor esta cifra hay que separarla en partes.
En el sexenio de Felipe Calderón, según datos del Banco de México, tuvimos una inversión extranjera directa acumulada por $154.3 mil millones de dólares, esto es un poco más de $25.7 mil millones de dólares en promedio anual.
Durante el sexenio de Peña Nieto tuvimos una IED acumulada por $213.9 mil millones de dólares, esto es $35.6 mil millones de dólares anuales en promedio. Para el tercer trimestre del 2024, llevábamos acumulado $204.7 mil millones de dólares en sexenio de López Obrador, de mantenerse el promedio trimestral para el cuarto periodo del 2024, quizá cerremos con un poco más de $207 mil millones de dólares de inversión extranjera directa acumulada.
Esto sería $34.6 mil millones de dólares en promedio anual, muy similar al promedio durante del sexenio de Peña Nieto.
Si la presidenta Sheinbaum y su equipo tienen identificados $277 mil millones de dólares de inversión total para el sexenio, esto quiere decir que estaríamos hablando de un promedio anual de más de $46 mil millones de dólares anuales, entre inversión nacional y extranjera.
Llegar a esta meta será sin duda un reto, tomando en cuenta que la inversión, tanto extranjera como nacional, se realizará solo si se encuentran las condiciones mínimas de estabilidad, confianza y seguridad en el país.
Por lo que todas estas buenas ideas, y propósitos de “sexenio nuevo” sólo se harán realidad si la presidenta Sheinbaum asume realmente el control del Estado de Derecho, promueve el respeto y estabilidad de las instituciones de mercado e inicia un proceso de separación ideológica-partidista de los orígenes de Morena, que creo son su principal lastre en este momento.
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