Exigencia Ciudadana Digital​

Las “benditas” redes sociales son un espacio en donde cualquier usuario con acceso a un dispositivo se ubica como un potencial nodo de difusión masiva de comunicación o contenido, en donde los medios tradicionales (en términos de potencial o capacidad de difusión masiva) se reducen a uno más de estos nodos, y se ubican en competencia con la cantidad de participantes en el ecosistema.

Es así como la adopción generalizada de las redes sociales ha generado un “nuevo mercado de la comunicación” en donde la lógica de difusión es descentralizada, es decir, no sale de un solo nodo sino de una combinación articulada -o no- de comunicación y contenido.

De esta manera surgió la denominada “marea rosa”. Organizada en un primer término a través de una defensa hacia INE, con el #INENoSeToca y poco a poco fue tomando voz propia, tanto en redes como en las calles.

Sin embargo, los resultados de las elecciones, más allá de que primero hubo una ilusión y luego de una frustración para los perdedores y un triunfo -real o no- de los ganadores, se está viendo reflejado en las redes sociales.

La polarización, antes solo visible, se está convirtiendo en un campo de batalla en el que predomina un discurso de odio, que va en aumento cada día.

De acuerdo con Naciones Unidas, el “discurso de odio” es “cualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita -o también comportamiento- que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, en otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad”.

Y en el caso de la política en México, parece que los “perdedores” están muy enojados y los “ganadores” muy empoderados.

Pero en todo esto, más allá de la filia política de los actores en las redes sociales, esa “marea rosa” nos demostró que existe una ciudadanía informada, crítica y dispuesta a levantar la voz.

También nos enseñó que los movimientos sociales no tienen por objetivo ganar elecciones -para eso están los partidos-, sino de exigir libertades y derechos e iniciar, en su caso, procesos políticos nuevos.

Por ello, más allá del o los partidos en el Gobierno, la ciudadanía sigue teniendo el poder. El poder de decidir, de exigir, de confrontar, de dudar y de manifestarse. El poder de defender sus libertades y derechos.

Las “benditas” redes sociales se crearon para eso, es solo cuestión de encontrar una causa, una motivación y una organización.

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