Antes que nada, agradezco a El Financiero por la oportunidad de este espacio para aportar algunas consideraciones sobre el reciente caso de contaminación ambiental de la empresa Zinc Nacional en el municipio de San Nicolás de los Garza en el área conurbada de Monterrey.
En principio hay que reconocer que la contaminación ambiental es un problema que afecta a comunidades en todo el mundo, y la ciudad de Monterrey no es la excepción.
En particular, en los últimos días la empresa Zinc Nacional ha sido objeto de escrutinio debido a sus altos niveles de emisiones tóxicas en la zona metropolitana, situación no solo pone en riesgo la salud de los residentes, sino que también plantea serios desafíos para el medio ambiente y la economía local.
Desde un punto de vista químico, las partículas de polvo de zinc en el aire citadino se consideran material particulado (PM) y son clasificadas dentro de los contaminantes atmosféricos.
Dependiendo del tamaño de las partículas, estas pueden clasificarse como: PM10, o sea partículas con un diámetro aerodinámico menor o igual a 10 micrómetros, que pueden inhalarse y depositarse en las vías respiratorias superiores, y PM2.5, que son partículas más finas, con un diámetro menor o igual a 2.5 micrómetros, que pueden penetrar profundamente en los pulmones e incluso llegar al torrente sanguíneo.
El polvo de zinc puede proceder de fuentes como: Procesos industriales, como galvanoplastia o fundición, así como la abrasión de materiales metálicos en vehículos o maquinaria.
En términos químicos, es una partícula sólida compuesta principalmente de zinc metálico (Zn) o compuestos de zinc como óxido de zinc (ZnO) y puede reaccionar en el aire con otros contaminantes como el dióxido de azufre (SO₂) o compuestos nitrogenados para formar compuestos secundarios.
Uno de los efectos más alarmantes de la contaminación de Zinc Nacional es su impacto en la salud pública, ya que investigaciones recientes han revelado la presencia de metales pesados como plomo, cadmio y arsénico en el aire y el suelo de las áreas circundantes.
Estos contaminantes son conocidos por sus efectos nocivos en la salud humana, incluyendo problemas respiratorios, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Los niños son especialmente vulnerables, ya que la exposición a estos metales puede afectar su desarrollo cognitivo y causar problemas de comportamiento.
Desde el punto de vista de la salud y la contaminación, el zinc no es altamente tóxico en pequeñas cantidades, pero si se encuentra en niveles elevados en el aire, puede causar irritación respiratoria, efectos inflamatorios, o contribuir al estrés oxidativo en los tejidos.
En el contexto urbano, el polvo de zinc puede interactuar con otros contaminantes, intensificando sus efectos perjudiciales, según las propias normas fijadas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Secretaría de Salud.
Entonces, se debe reconocer que el polvo de zinc en el aire que respiramos puede ser peligroso, especialmente en concentraciones elevadas y desde una perspectiva química y toxicológica, el polvo de zinc en el aire que respiramos puede ser peligroso, especialmente en concentraciones elevadas.
Estos son los efectos principales desde una perspectiva química y toxicológica, y puede causar irritación en la nariz, garganta y pulmones si es inhalado. Los síntomas incluyen tos, dificultad para respirar y malestar en el pecho.
Si el polvo de zinc es calentado o convertido en humos metálicos (por ejemplo, durante soldadura o procesos industriales), puede causar una condición conocida como fiebre de los humos metálicos.
Esta condición se caracteriza por síntomas similares a la gripe: fiebre, escalofríos, dolores musculares y fatiga. Aparece típicamente varias horas después de la exposición.
Si hay sospechas de exposición, es importante buscar aire fresco inmediatamente y consultar a un médico si aparecen síntomas.
Es crucial que las autoridades tomen medidas más estrictas y efectivas para garantizar que la empresa cumpla con sus obligaciones ambientales y proteja la salud de la comunidad, no sólo con Zinc Nacional, sino con todas las empresas que participan en la sector industrial de Nuevo León y el país, solo como referencia actualmente existe solo ocho inspectores de la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (PROFEPA) ampara un universo de unas 10 mil empresas que operan en la entidad.
La situación en Monterrey subraya la necesidad de una acción colectiva para abordar la contaminación industrial. Los residentes deben estar informados sobre los riesgos que enfrentan y deben tener voz en las decisiones que afectan su entorno.
Además, es esencial que las empresas adopten prácticas más sostenibles y responsables para minimizar su impacto ambiental. La colaboración entre el gobierno, la industria y la comunidad es fundamental para encontrar soluciones efectivas y garantizar un futuro más limpio y saludable para todos.
Proteger la salud pública y el medio ambiente debe ser una prioridad para todas las partes involucradas. Solo a través de un esfuerzo conjunto y un compromiso con la sostenibilidad podemos asegurar un futuro mejor para las generaciones venideras.
El autor es experto en medioambiente y consultor industrial. Es Ingeniero Químico y Director General de Dynakem Comercial.
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