La genial expresión, acuñada por Augusto Monterroso, “Cuando despertó, el dinosaurio aún estaba ahí”, convoca a considerarla en forma se interrogante para todas las instituciones y en muchos ámbitos, desde la del estado y la comunidad internacional hasta la vida personal.
En efecto, de la conversación pública se infiere que hay varios dinosaurios que algunos o muchos piensan que aún están ahí, aunque es posible que ya no estén.
Hay quien interpreta que Monterroso quiso decir que hay fondos culturales o hábitos inveterados, fantasmas o creencias que permanecen, aunque otras cosas menos importantes cambien.
Así es que algunos creen que el dinosaurio del neoliberalismo sigue ahí y otros que se ha ido o que está volviendo.
Otros creen que lo que está ahí todavía es el populismo antiguo, moderno o posmoderno, mismo que el neoliberalismo no pudo hacer dormir para siempre.
Algunos creen que la ultraderecha se está reorganizando para erradicar, ahora sí, al populismo de izquierdas, que siguió ahí, mientras que otros asumen, por el contrario, que el populismo de izquierdas o derechas ya se ha normalizado y dejó dormido en sus sueños frustrados al neoliberalismo.
Estas creencias y opiniones también se extienden a las relaciones entre actores políticos y hacia adentro de los propios actores.
Así, por ejemplo, unos creen que el expresidente López Obrador no sólo está sino que incluso vive en Palacio Nacional, en tanto que otros piensan que su ausencia es formal y real.
Algunos creen que el PRI o el PRIAN ya no están y otros que sobreviven y están en el fondo de los pensamientos y costumbres de las y los mexicanos.
Lo mismo se lee de la situación hacia adentro de los Estados Unidos o de las relaciones bilaterales entre este país, su próximo presidente, Donald Trump y nuestra presidenta, Claudia Sheinbaum.
Estimo de la mayor relevancia reflexionar sobre tal condición sobre el despertar y la existencia de los dinosaurios. ¿Están o ya no están ahí?
