Perderse con el coche siguiendo las indicaciones del GPS puede tener un coste muy alto cuando parte de la ciudad está controlada por el crimen organizado. En Río de Janeiro, los casos de conductores de Uber o turistas que entran por error en una favela dominada por el narcotráfico y son recibidos a balazos no son una rareza. A mediados de diciembre, el turista argentino Gastón Fernando Burlón, de 51 años, se dirigía con su familia en coche hacia uno de los puntos más visitados de la ciudad, el Cristo del Corcovado. Se perdió en las inmediaciones del turístico barrio de Santa Teresa, a los pies de la favela del Morro dos Prazeres. Unos jóvenes armados le mandaron parar, pero asustado, aceleró para escapar. Fue entonces cuando recibió un balazo fatal en la cabeza. Desde entonces está hospitalizado en estado gravísimo. Dos semanas después, la brasileña Diely da Silva Maia, de 34 años, tuvo un final más trágico. Había llegado a Río como turista para pasar unos días de vacaciones con unas amigas. La noche de un sábado se dirigían en Uber a una fiesta cuando el conductor, siguiendo el GPS, llegó por error a la favela de Fontela. Fueron recibidos con disparos. El conductor resultó herido. La turista murió en el acto.
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