Nada salvó a Acapulco de Otis. La ciudad costera se enfrentó sola con su muralla de hoteles de lujo al huracán más fuerte jamás registrado en el Pacífico mexicano. Ahora, un estudio publicado en la revista científica Science Direct revela un arma perdida: los manglares. No es un secreto que este ecosistema formado por árboles en zonas de agua supone una barrera natural contra las tormentas, pero ahora varios investigadores mexicanos de la Universidad de California ponen cifras exactas a lo que hubiera pasado si la franja de manglar que había en Acapulco en 1980 no hubiera sido deforestada. En este primer vistazo, apuntan una señal clara: se habría evitado el 5% de la destrucción que causó el poderoso huracán.
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