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Las tropas rusas capturaron a nueve operadores de drones ucranianos, los desnudaron y luego los asesinaron
Después de que una importante fuerza ucraniana compuesta por una docena de batallones invadiera el 6 de agosto la región rusa de Kursk y se apoderara rápidamente de 1.000 kilómetros cuadrados de la región, el presidente ruso, Vladimir Putin, habría dado a sus tropas hasta el 1 de octubre para expulsar a los invasores ucranianos.
Los rusos no cumplieron con el plazo, pero no por falta de esfuerzo ni de brutalidad. Un contraataque ruso reciente en el borde occidental del saliente ucraniano, aparentemente dirigido por la 155.ª Brigada de Infantería Naval, no llegó muy lejos, pero sí lo suficiente para alcanzar a un equipo de operadores de drones ucranianos cerca de una fortificación rusa ocupada por Ucrania en las afueras de la aldea de Leonidovo.
La zona está guarnecida por el 33º Batallón de Asalto y la 41ª Brigada Mecanizada del ejército ucraniano.
Poco después de capturar a los nueve ucranianos, los rusos los desnudaron hasta dejarlos en ropa interior, los obligaron a tumbarse boca abajo en el suelo y luego les dispararon en la cabeza, matando a los nueve. Las imágenes captadas por un dron, obtenidas por el grupo de análisis ucraniano Deep State y publicadas en Internet el domingo, parecen confirmar la ejecución en masa.
“¡Tales acciones constituyen una grave violación de la Convención de Ginebra sobre el tratamiento de los prisioneros de guerra!”, señaló Deep State .
No se trata de un incidente aislado. El 7 de octubre, el comisionado ucraniano para los derechos humanos, Dmytro Lyubinets, anunció que las autoridades ucranianas estaban investigando la reciente ejecución de tres prisioneros de guerra ucranianos en la región oriental de Donetsk. Según Yuri Bilousov, investigador nacional de crímenes de guerra de Ucrania, las fuerzas rusas habían asesinado al menos a 93 prisioneros de guerra ucranianos en el campo de batalla antes de los dos incidentes más recientes.
El Instituto para el Estudio de la Guerra en Washington, DC informó haber observado “una tendencia más amplia de abusos rusos contra prisioneros de guerra ucranianos en varios sectores del frente que parecían ser permitidos, si no explícitamente respaldados, por comandantes rusos individuales e impunes por los comandantes de campo rusos”.
Dejando de lado las obvias fallas morales de los comandantes rusos que ordenan o pasan por alto el asesinato de prisioneros ucranianos, las ejecuciones seguramente tendrán consecuencias negativas para los rusos. A lo largo de la historia, la ejecución de soldados que se rinden por un bando en un conflicto ha motivado al otro bando a ejecutar prisioneros en represalia.
En tan solo uno de los innumerables ejemplos de los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, los soldados alemanes que avanzaban cerca de Bastogne, Bélgica, durante la Batalla de las Ardenas de 1944 invadieron un hospital de campaña perteneciente a la 101 División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos. Los alemanes mataron a muchos de los estadounidenses heridos que encontraron allí, cortándoles el cuello a los indefensos hombres que yacían en sus catres.
Al enterarse de la atrocidad, el 327º Regimiento de Infantería de Planeadores del Ejército de Estados Unidos localizó a la unidad alemana responsable y contraatacó. “No hicieron prisioneros”, escribió Justin Harris en una tesis de 2009.
Al ejecutar a prisioneros ucranianos, las tropas rusas no hacen más que intensificar el horror de una guerra ya de por sí horrenda, y prácticamente garantizan que las atrocidades que infligen acabarán recayendo sobre ellos también.
Este artículo fue publicado originalmente por Forbes US.
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David Axe
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