Durante décadas, se ha sostenido la idea de que transitar hacia una civilización basada en energías limpias sería excesivamente costoso. El argumento predominante era que mantener el sistema energético tal como lo conocemos hoy, basado en combustibles fósiles, resultaba más económico y práctico. Sin embargo, esta creencia se ha ido erosionando con el tiempo, y la realidad se impone: la adopción de tecnologías limpias no solo es más factible, sino también más económica. El mito de los altos costos asociados con una civilización electrificada está en declive, y con ello, el horizonte de una sociedad más sostenible y rentable se ve cada vez más cercano.
Las grandes disrupciones tecnológicas ocurren cuando una nueva tecnología supera significativamente a la anterior en rendimiento y costo. Este es precisamente el caso con las energías renovables. En las últimas dos décadas, hemos sido testigos de avances sin precedentes en la eficiencia y asequibilidad de tecnologías como la energía solar fotovoltaica, la eólica y las baterías de litio. Estas innovaciones han transformado el panorama energético global, no solo por su impacto ambiental, sino también por sus beneficios económicos directos.
Cuando una tecnología alcanza un punto donde su relación costo-beneficio es claramente favorable, las personas y las industrias comienzan a adoptarla por razones meramente económicas. Este fenómeno ya se está observando con las energías renovables. En muchas regiones del mundo, es más barato instalar paneles solares o turbinas eólicas combinadas con sistemas de almacenamiento en baterías que seguir operando centrales eléctricas de carbón o gas natural. Y esta tendencia solo se acelerará en los próximos años.
El argumento económico es ahora uno de los motores principales detrás de la transición energética. Si bien la sostenibilidad ambiental y los beneficios sociales siguen siendo importantes, ya no son el argumento central para convencer a gobiernos y empresas. La transición hacia un sistema energético más limpio, con menores emisiones de carbono, es hoy una cuestión de ahorro. Los costos de la energía solar han caído drásticamente en los últimos años, al punto de que, en muchos lugares, ya es la fuente de energía más barata disponible. En paralelo, los avances en almacenamiento energético mediante baterías de litio permiten que la energía renovable se pueda utilizar de manera continua, lo que resuelve uno de los principales desafíos del sistema.
El declive de los combustibles fósiles ha comenzado, y un futuro con una red eléctrica completamente limpia y asequible no solo es posible, sino inevitable. El mito del alto costo para crear una civilización electrificada ha sido derribado por la realidad económica. A medida que los precios sigan disminuyendo y la tecnología continúe mejorando, más personas y organizaciones adoptarán estas soluciones no por obligación, sino porque serán claramente la mejor opción.
El cambio ya está en marcha y, más allá de los beneficios ambientales, está demostrando ser una inversión inteligente. El mito de que una civilización electrificada es costosa se desvanece ante la evidencia, y la transformación energética global se está volviendo una cuestión de sentido común financiero.
© Copyright 2024. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados.
Mérida, Yucatán a 12 de octubre de 2024
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