Los riesgos psicosociales y sus consecuencias en la salud mental y física son algunos de los aspectos más difíciles de resolver en el ámbito de la seguridad y la salud en el trabajo, porque se relacionan con factores de vida personal: carencias, vivienda, cultura, religión entre otros, como lo plantean la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Mundial para la Salud.
Pensemos, por ejemplo, en las personas que viven en localidades amenazadas por la violencia, dónde la principal preocupación de los trabajadores es la de llegar con bien al centro de trabajo y regresar a casa. O pensemos en el estrés que representa el mes de septiembre para quienes laboran en la Ciudad de México, por la posibilidad de un sismo. Estos son elementos de percepción que se fijan en las emociones de las personas y que, seguramente, afectarán, en algún momento, su desempeño laboral.
Para quienes nos especializamos en el tema de salud mental en el trabajo, este escenario nos plantea el primer reto: contar con herramientas para evaluar el estado de salud mental en las organizaciones, lo que nos permite intervenir con estrategias colectivas e individuales, incluidas aquellas que requieren personalización clínica especializada.
La Escala de Salud Mental
Pensar que los efectos de la pandemia del COVID-19 en la salud mental fueron similares para los trabajadores de una fábrica y los de una oficina, o para quienes vivían solos o tenían hijos, sería una generalización que nos podría llevar a equivocarnos, negando ayuda a quienes afrontaron problemas críticos que requerían atención urgente.
Conocer la magnitud del problema, que hoy preocupa tanto a gobiernos como a organizaciones por su escala mundial, requiere de diagnósticos precisos. En México, la NOM-035 de la Ley Federal del Trabajo, que advierte sobre riesgos psicosociales, convoca al sector productivo a tomar acciones específicas para contener sus efectos.
Para ello, es crucial establecer indicadores cuantitativos que midan el estado de la salud mental de la población. No obstante, también es igualmente importante que esa valoración incluya los factores cualitativos y multifactoriales de su problemática.
A partir de los datos recopilados por la plataforma Cuéntame, y como parte de una iniciativa del BID Lab, que es el brazo de innovación y capital emprendedor del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo, se está desarrollando la primera Escala de Salud Mental para Latinoamérica potenciada con Inteligencia Artificial. Gracias a sus algoritmos, esta herramienta tecnológica nos permite contrastar patrones comunes de cómo se viven y se expresan síntomas, malestares y emociones en diversas geografías y sectores laborales.
La experiencia acumulada por la Red por la Salud Mental, que concentra a los más grandes empleadores del país, nos da acceso a un amplio panorama de información. Esto nos permite seguir consolidando este proceso, conocer la situación de bienestar mental en pequeñas y grandes empresas, y mantener un seguimiento periódico de su evolución.
Esta Red por la Salud Mental es una alianza impulsada por BID Lab, Amedirh, el Consejo de la Comunicación y Grupo Cuéntame, para responder al llamado de la comunidad global para reducir los riesgos psicosociales en las empresas. La estrategia se basa en un modelo híbrido de intervención en las organizaciones mediante plataformas digitales, apoyo y orientación personalizada, y creación de comunidades conscientes y colaborativas.
Con este cúmulo de datos, pretendemos que La Escala de Salud Mental ofrezca el sustento informativo para reconocer las dimensiones de esta problemática en geografías tan grandes y distintas socialmente como las de México. Asimismo, buscamos que sea una herramienta útil para diseñar estrategias, tanto públicas como empresariales, que atiendan y mitiguen los riesgos presentes y futuros en el ámbito de la salud mental.
*La Red por la Salud Mental es una alianza empresarial que impulsan BID Lab, AMEDIRH, el Consejo de la Comunicación y Grupo Cuéntame orientada a dar respuesta al llamado de la comunidad global para reducir los riesgos psicosociales en las empresas. Su estrategia se basa en un modelo híbrido de intervención psicológica en las organizaciones mediante plataformas digitales, ayuda y orientación personalizada y creación de comunidades conscientes y colaborativas.
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