Lectura de libros: el otro 1 por ciento​

La academia sueca dio a conocer ayer el Premio Nobel de Literatura de este año, otorgado a la autora Han Kang, de Corea del Sur. También se darán pronto a conocer otras premiaciones como los Booker Prize, que a mí en lo personal me gustan porque dan una lista de nominados que luego acortan, invitando a las y los lectores a ir conociendo las obras y sus autores, si no las conocían de antemano.

Diversas encuestas han abordado el tema de cuántas personas leen en México. A ese respecto, la encuesta nacional de El Financiero realizada en agosto incluyó la siguiente pregunta: “¿En los últimos tres meses, leyó usted algún libro por placer, no por trabajo o escuela?”. Si la persona dijo que sí, se le preguntó cuántos libros leyó en ese periodo.

Los resultados que arroja el estudio reflejan bajos niveles de lectura: 54 por ciento dijo que no leyó ningún libro, y 15 por ciento prefirió no contestar. El 31 por ciento restante, casi un tercio de la población, sí dijo haber leído algún libro.

Si se recalculan las respuestas sin ese 15 por ciento que no respondió, el porcentaje de personas que dijo no haber leído ningún libro suma 64 por ciento, dos tercios. El 26 por ciento dijo haber leído uno o dos libros, 6 por ciento entre tres y cuatro libros, 3 por ciento entre cinco y nueve libros, y 1 por ciento leyó 10 libros o más.

Ese pequeño segmento de lectores de mayor intensidad es, ni más ni menos, que 1 por ciento de la población.

La pregunta no abordó qué tipo de libros leyeron las personas, pero estudios previos arrojan una diversidad de temas, desde libros de autoayuda, de historia, biografías y, por supuesto, novelas y otros géneros literarios.

La encuesta revela que las personas de clase media leen un poco más que las de clases bajas: 40 y 33 por ciento de esos segmentos dijeron haber leído por lo menos un libro en los últimos tres meses.

Pero la escolaridad es un diferenciador de la lectura mucho más fuerte que la clase social: el porcentaje de lectores entre quienes reportan tener estudios universitarios alcanzó 67 por ciento, proporción que se reduce a 46 por ciento entre quienes tienen un nivel medio de estudios y a 16 por ciento entre quienes tienen un nivel básico de estudios.

A pesar de esta fuerte relación entre lectura y escolaridad, entre el segmento de universitarios la proporción de quienes leyeron 10 libros o más no rebasa 1 por ciento.

Al parecer se trata de una cifra alta de libros para un periodo tan corto, un trimestre, lo cual implicaría leer 3.3 libros al mes.

Los círculos de lectores probablemente dirán que es una cifra bastante factible, para algunos incluso baja, pero los porcentajes reflejan las respuestas y hábitos de la población adulta en general, no de los círculos de lectores asiduos.

Según el estudio, el promedio es casi un libro (0.8) en el periodo de tres meses para toda la población encuestada, si se incluye a quienes dijeron que no leyeron ninguno, o de 1.4 libros en promedio si consideramos solamente a quienes sí leyeron por lo menos un libro.

Sea uno u otro promedio, la lectura de libros en el país, de acuerdo con estos datos, es alrededor de un libro por trimestre. Dado que la encuesta es telefónica, es probable que la cifra sea todavía menor entre la población total.

Otro aspecto que arroja esta encuesta es que las mujeres entrevistadas dijeron leer un poco más que los hombres: 41 por ciento de las mujeres dijo que leyó por lo menos un libro, frente a 31 por ciento de los varones.

Por regiones, el norte y el sur leen menos que el centro y el centro-occidente, según la encuesta. Por simpatía política es difícil estar seguros debido al tamaño reducido de la muestra, pero según los datos las personas que simpatizan con el PAN o que son apartidistas dijeron leer más que quienes simpatizan con Morena, y mucho más que quienes simpatizan con el PRI.

Habría que tener una mayor muestra para estar seguros de ello, pero no deja de ser un perfil político interesante de las y los lectores en México, el cual se suma al perfil ideológico: las personas de centro leen más que las de izquierda o de derecha.

Esto último es muy llamativo. ¿Acaso la lectura es una vía para aminorar la polarización política? Es pregunta meramente retórica.

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