Con el sello de Morena​

¿Elegir jueces en Guerrero, Sinaloa, Chiapas, Zacatecas…?

Para ser candidato a alcalde o diputado, en muchos casos se necesita el visto bueno del jefe de plaza del grupo criminal dominante.

¿Cómo será para elegir jueces?

Habrá más sangre y más impunidad.

Sólo la obstinación de López Obrador y la fanatizada abnegación de sus diputados y senadores permiten que esa barbaridad se realice.

Así es Morena: incapaz de admitir un error o aplazar una decisión tomada por el dueño del partido.

Los herederos del aún propietario de Morena lo llevan en el ADN.

Ya no vayamos al fondo, que es desplazar a los que estudiaron y siguieron una carrera judicial para estar en condiciones de dirimir sobre derechos y obligaciones de los ciudadanos, y reemplazarlos por quienes obtengan mayor simpatía popular.

Veamos sólo la formalidad: si los grupos criminales están interesados en tomar puestos en la política, con mucho mayor razón van a participar e imponer a los jueces en sus zonas de hegemonía.

¿Quiénes van a ganar las elecciones en las regiones donde al que no se alinea lo matan y para mayor escarmiento le cortan la cabeza?

Para la elección de gobernador de Sinaloa, uno de los grandes cárteles secuestró a los funcionarios electorales del candidato opositor a Morena.

Había un estímulo importante: cambiar al fiscal del estado y que el nuevo gobernador pusiera en ese cargo a uno de los suyos. Es decir, alguien confiable para el cártel.

Lo consiguieron. Y la fiscal de Rocha Moya realizó un montaje de asalto, una faramalla, para desviar la atención de los asesinos del exrector Héctor Melesio Cuén y hacer creer que fue un hecho aislado de la política.

¿Van a darle más poder al crimen organizado al entregarle el Poder Judicial?

El país está plagado de bandas homicidas del narcotráfico y la extorsión que dominan amplias regiones y estados completos, y Morena quiere jugar a la elección de los juzgadores.

Así gobierna Morena: no atiende razones, no rectifica en nada. Ni siquiera admite aplazar el tema de la elección de jueces hasta saber cómo, qué y dónde se van a elegir.

El alcalde de Chilpancingo que fue asesinado y decapitado por un cártel; quiso pedir ayuda a la gobernadora de Guerrero y Evelyn Salgado no le tomó las llamadas. Y eso que Alejandro Arcos era el presidente municipal de la capital del estado.

Así gobierna Morena. No escucha, desprecia.

Ya lo vimos con los seis años de López Obrador en Palacio Nacional: jamás se reunió con los coordinadores parlamentarios de oposición.

Cuando se anunciaba una reunión de ‘los gobernadores’ con el presidente en Palacio, sólo se refería a los gobernadores de partido y aliados.

La presidenta Sheinbaum hace lo mismo. Dejó muy en claro, desde la campaña, que ella no iba a dialogar con representantes de la oposición (entrevista con Salvador Camarena en este diario).

Para eso estaban los coordinadores morenistas en las cámaras, dijo.

El plan de seguridad que presentó el martes fue elaborado sin el concurso de la oposición ni de representantes de la sociedad civil que llevan años estudiando el tema.

Sólo los morenistas que nos gobiernan pueden opinar porque son los únicos que saben, como si los resultados que entregó la administración de AMLO fueran maravillosos.

Tal vez sea un muy buen plan, pero al excluir a la oposición del Programa Nacional de Seguridad cercenaron la posibilidad de firmar un plan de Estado, transexenal, y así empujar todos en una misma dirección.

De esa manera nos evitaríamos la bochornosa costumbre de echarse la culpa unos a otros. Que en tal estado matan más porque son azules, o que el gobierno guinda no tiene un plan.

Morena no sabe ni quiere saber nada de la pluralidad, del pensamiento ajeno al suyo.

O tal vez fue para ahorrarse el compromiso de admitir, como primer párrafo de la primera tarea, separar al poder político del poder criminal.

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