Hay muchos factores que llevan a la polarización y confrontaciones en una sociedad, pero una causa para que esto suceda es el hábito no-lector de las sociedades. En cualquier indicador de desarrollo económico, social, de procuración de la paz y armonía social se encuentra un sistema educativo que forma lectores plenos.
Más allá de los contenidos, la lectura seduce al inconsciente para acercarlo un poco la consciencia. Esta relación, la persona se (re)conoce a sí misma a profundidades difíciles de comprender en una sociedad en la que el scrolling y gaming consumen por horas la gente.
Me tocó impartir un taller sobre hábitos lectores, entrenamiento neuronal y competencias ejecutivas. Primero con directivos y después con sus equipos. Siempre empezamos con un 10% de lectores que sobreviven a la burla, la envidia o el descrédito de la mayoría no-lectora, sigue un ejercicio de autovalidación para descubrir las razones por las que no leen las personas.
Me encantan las caras de sorpresa y distensión cuando se dan cuenta cómo fueron mal educados en el hábito lector. Se ríen, por supuesto, de los ejercicios de comprensión lectora en donde se leían palabras que después se escribían tal cual y finalmente se memorizaban para reproducirlas en el examen mensual. Reconocen la frustración, aun adultos, de leer una carta de Sor Juana sin el contexto de la situación, la época ni la intención.
La lógica del lenguaje ha sido muy desatendida por décadas en el sistema educativo mexicano. La lógica matemática se atiende y puede verse la evolución de la suma a la multiplicación o de las fracciones a los decimales. Los planos cartesianos de la secundaria y prepa, las ecuaciones. Pero en Español, no, las clases se dividen en sustantivos-adjetivos, gramemas-morfemas, adverbios, pronombres y una que otra lectura de “los clásicos”.
Tal vez por esto la invitación tradicional al hábito lector es vocabulario, ortografía, cultura que sí, son secuelas de leer, pero nunca serán fines, mucho menos lo más divertido que hay en el fondo de los libros.
Siempre me he preguntado porqué el sistema educativo desprecia a la literatura comercial, la de moda, si es la que están leyendo los adolescentes. Es con la suma que eventualmente les llevará a comprender las multiplicaciones y los números exponenciales. Un clásico se vuelve accesible cuando la persona ha acumulado suficientes historias actuales.
Si una persona lee/leyó Harry Potter, Heartstopper, Meses a tu lado, Guardianes de la noche le va a resultar menos difícil La Iliada o La Odisea, únicamente por el entrenamiento adquirido para recrear estos universos alternativos desde su propia imaginación.
Y eso pasa a lo largo de la vida, una persona que ha leído 10 libros por años en los últimos 20 años contiene en su cabeza 200 experiencias, adicionales a las que le tocaron en esta vida. Esa persona se conoce mejor a sí misma, ha explorado más, ha elegido mejor y seguramente es la que gena más en la familia.
Un estándar UNESCO es la lectura plena de 6 a 12 libros por año en la educación básica, de 12 a 25 para adultos. Es el entrenamiento neuronal que vacuna contra la manipulación masiva (el consumismo, la demagogia, los autoritarismos).
Hay que salvarnos, raza, de la polarización política, del protagonismo, de la discriminación… leer ya lo hacemos, sólo entrenarse para hacerlo bien.
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