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De la empresa familiar a la familia empresaria: Claves para un legado empresarial sostenible
«El verdadero legado no es una empresa exitosa, sino una familia que sabe cómo construir y sostener el éxito a través de generaciones»
¿Cómo lograr que una empresa familiar trascienda generaciones y se convierta en el núcleo de una familia empresaria? La respuesta radica en comprender que ambos conceptos, aunque relacionados, no son lo mismo. Para que una empresa familiar evolucione hacia una familia empresaria, es necesario desarrollar una visión a largo plazo y seguir ciertos pasos que fortalezcan tanto el negocio como los lazos familiares.
Diferencias clave: Empresa familiar vs. Familia empresaria
Una empresa familiar es aquella donde la familia tiene una activa participación en la propiedad o la gestión. Los miembros de la familia se involucran en el día a día del negocio, lo que puede generar desafíos a la hora de separar los asuntos familiares de los empresariales. El enfoque está en mantener el negocio operando, pero muchas veces se descuida la planificación estratégica para garantizar su continuidad más allá de la generación actual.
En cambio, una familia empresaria no solo gestiona un negocio, sino que construye un legado sostenible. Aquí, el éxito se mide no solo por la rentabilidad del negocio familiar, sino por la capacidad de la familia para gestionar su patrimonio, desarrollar nuevos proyectos empresariales y asegurar el bienestar de las siguientes generaciones. Las familias empresarias no dependen de una única empresa; crean un ecosistema de oportunidades que garantiza su sostenibilidad a largo plazo.
Pasos para formar una familia empresaria:
1. Establecer una visión compartida:
El primer paso es desarrollar una visión común que trascienda la empresa actual. La familia debe unirse en torno a objetivos a largo plazo, definir sus valores y establecer metas claras para el negocio y la familia. Es fundamental que todos los miembros comprendan y compartan esa visión, pues es el pilar sobre el cual se construirán las futuras generaciones empresarias. Preguntas como “¿Cómo queremos ser recordados?” y “¿Qué legado queremos dejar?” son esenciales en esta fase.
2. Crear un gobierno familiar sólido:
El crecimiento de la familia y el negocio requiere un marco que regule sus relaciones y evite conflictos. Crear un consejo familiar, establecer un protocolo familiar que defina reglas claras para la toma de decisiones y asignar roles y responsabilidades específicas son pasos vitales. Un gobierno familiar bien estructurado permite profesionalizar la gestión de la empresa y fortalece el sentido de pertenencia de las generaciones jóvenes.
3. Diversificación e inversión en nuevos proyectos:
Una familia empresaria no debe depender de un solo negocio. La diversificación, ya sea a través de la creación de nuevas empresas o la inversión en diferentes sectores, es clave para mitigar riesgos y asegurar el futuro financiero de la familia. Así, si el negocio original enfrenta dificultades, la familia cuenta con otras fuentes de ingresos y oportunidades para seguir creciendo.
4. Preparar a las nuevas generaciones:
La continuidad de una familia empresaria depende de la preparación de las nuevas generaciones. No basta con heredar el negocio; es necesario educar a los sucesores en la importancia del liderazgo, la gestión financiera y la innovación. Integrar a los hijos y nietos en el negocio desde jóvenes, brindarles una formación sólida y fomentar su participación activa les permitirá adquirir las competencias necesarias para llevar el legado familiar al siguiente nivel.
“Una familia empresaria se mide por su capacidad de generar nuevas oportunidades, no solo por el éxito de su empresa actual.”
5. Establecer un equilibrio entre empresa y familia:
El éxito de una familia empresaria radica en encontrar un equilibrio saludable entre las dinámicas familiares y los intereses empresariales. La clave está en separar las emociones de las decisiones racionales del negocio. Mantener reuniones familiares para fortalecer los lazos y fomentar la unidad, al mismo tiempo que se gestionan profesionalmente las empresas, ayudará a crear una relación armoniosa entre ambas esferas.
Una de las mayores paradojas que enfrenta una familia empresaria es que su éxito no se mide por cuántas empresas posee ni cuánta riqueza acumula, sino por su capacidad de ceder el control en el momento adecuado. A veces, el mayor legado no es mantenerse en el poder, sino permitir que las nuevas generaciones continúen con el crecimiento, con nuevas ideas y energía. Aquellas familias que comprenden que el legado no está en el control, sino en la continuidad, son las que logran trascender y perdurar.
“El legado más grande que puedes dejar no es una empresa rentable, sino una familia unida y preparada para el futuro.”
Una familia empresaria fuerte no solo asegura su bienestar, sino que contribuye de manera significativa a la economía, genera empleo y construye comunidades prósperas. Tomar el paso de evolucionar de una empresa familiar a una familia empresaria es una decisión estratégica que transformará tanto el futuro de la empresa como el de la familia. ¿Estás listo para dar el primer paso?
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Twitter: @mariorizofiscal
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Mario Rizo Rivas
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