Están adulterados, tres de cada 10 litros de gasolina que se venden en México​

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Forbes México.
Están adulterados, tres de cada 10 litros de gasolina que se venden en México

¿Has percibido daños o acortamiento en la vida útil del motor de tu vehículo, deterioro de las piezas, pérdida de potencia y rendimiento, o ruidos anormales? Es muy probable que estos problemas no se deban únicamente a la antigüedad de tu auto, sino también al consumo de combustible adulterado, una práctica que sigue en aumento en México.

La Comisión Reguladora de Energía (CRE) estima que el 30% de las gasolinas comercializadas en el país tienen algún grado de adulteración, lo que representa un grave riesgo para los vehículos y para la seguridad de los conductores.

Este problema no sólo es técnico, está profundamente vinculado a la delincuencia organizada. La adulteración, el combustible ilícito y el huachicol fiscal se ha convertido en una operación compleja y lucrativa para grupos criminales, quienes han desarrollado métodos sofisticados para alterar la composición de los combustibles, utilizando mezclas de nafta ligera y pesada, agua, aceite, etano, e incluso disolventes industriales. Estas mezclas permiten que el producto pase desapercibido en las pruebas normativas obligatorias, a pesar de las cuatro que exige la norma cuando los laboratorios realizan los análisis.

El ciclo de adulteración es constante. Cada vez que surgen nuevas tecnologías para detectar estos alcoholes adulterantes, los delincuentes modifican sus fórmulas, perpetuando el problema. El gran desafío radica especialmente en el transporte del producto, donde se ha detectado un incremento significativo en la adulteración. Durante el traslado de los petrolíferos, se aprovecha para manipular sus características y enmascarar las mezclas ilegales, haciendo casi indetectable el fraude hasta que el combustible llega a los consumidores.

Este fenómeno de adulteración se ha agravado desde la reforma energética de 2013, que permitió la entrada de empresas privadas al mercado de combustibles. Con la nueva legislación, la cual fue impulsada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, Pemex perdió su monopolio como único productor, importador y distribuidor de gasolina y diésel. Antes de la reforma, Pemex controlaba la cadena de suministro a través de sus franquicias, lo que le permitía mantener una supervisión más estricta sobre la calidad de los combustibles. Con la apertura del mercado, ese control se diluyó, y la adulteración aumentó considerablemente.

Diariamente, la CRE recibe alrededor de 10 denuncias de consumidores que han sufrido problemas en sus vehículos tras comprar gasolina. Los testimonios de los afectados incluyen desde motores que dejaron de funcionar hasta la aparición de fallas mecánicas graves. Esto no solo resalta la gravedad del problema, sino también la necesidad urgente de implementar una estrategia de cooperación entre el sector público y privado para atacar esta crisis.

La NOM-016-CRE-2016, que regula la calidad de los petrolíferos en México desde agosto de 2016, establece las especificaciones técnicas que deben cumplir los combustibles comercializados en el país, pero la falta de seguimiento efectivo ha impedido que esta norma se cumpla plenamente.

La adulteración no solo afecta el rendimiento de los vehículos, sino que también pone en riesgo la seguridad de los conductores y pasajeros. Los combustibles alterados pueden causar fallas inesperadas en carretera, lo que podría resultar en accidentes fatales.

Walter Julián Ángel Jiménez, comisionado de la CRE, ha sido claro al afirmar que la adulteración de combustibles es un problema constante, con repercusiones que afectan a todo el territorio nacional, “desde Tijuana hasta Chiapas, desde Tamaulipas hasta Jalisco.” Por esta razón, ha instado a los propietarios de estaciones de servicio a colaborar y unirse en un esfuerzo conjunto para resolver esta problemática, que no solo afecta la economía, sino también la seguridad y confianza de los consumidores.

Es fundamental que el gobierno, las autoridades regulatorias y el sector privado trabajen juntos en la creación de medidas más estrictas para la detección y sanción de la adulteración de combustibles. Solo mediante una colaboración estrecha se podrá combatir eficazmente este delito que afecta tanto a los consumidores como a la infraestructura energética del país.

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