Indicadores recientes de la actividad económica, en la Unión Americana, sorprendieron a analistas e inversionistas, y modificaron sustancialmente el diagnóstico que se tiene sobre la economía y por lo tanto sobre lo que pudiera hacer la Reserva Federal con la política monetaria, en medio de una creciente preocupación mundial por la guerra en Medio Oriente y las severas amenazas a las líneas de suministro globales. La pregunta obligada es: ¿Qué está haciendo volver a generar dinamismo a pesar del elevado nivel de las tasas de interés?
Un primer indicador que se destaca es el de la demanda en los servicios. El índice de gerentes de suministro para el sector de los servicios, por ejemplo, ha tenido un repunte sorprendente en los últimos tres meses, lo que implica un inusitado fortalecimiento del mercado interno. En junio, el indicador se encontraba en 48.8 unidades, para septiembre avanzó hasta los 54.9 puntos, desde los 51.5 del mes anterior. La lectura superior a 50 indica crecimiento y éste fue el tercer incremento continuo por arriba del límite. También se mostró una mayor fortaleza en la producción, en los nuevos pedidos, en las exportaciones e importaciones y en los inventarios. Sin embargo, el empleo en el sector decayó, las entregas fueron más lentas y los costos de las empresas repuntaron a un máximo de ocho meses. La encuesta mostró que las preocupaciones sobre la incertidumbre política son ahora más altas que el mes pasado. El precio de los suministros sigue siendo un problema, ya que las cadenas de suministro continúan afectadas por la huelga de los trabajadores de los puertos de la Costa Este, que acaba de terminar, y por las crecientes tensiones en el Medio Oriente.
Otro elemento sorpresivo fue el reporte del mercado laboral. El viernes, el Departamento del Trabajo informó que en septiembre la nómina no agrícola aumentó en 254 mil plazas, desde las 159 mil de agosto. Los datos de agosto y julio se revisaron al alza, agregando 72 mil puestos más que los publicados originalmente. La aceleración en la creación de puestos de trabajo bajó la tasa de desempleo por segundo mes, y pasó del 4.2 por ciento en agosto al 4.1 por ciento en septiembre. El crecimiento del salario por hora descendió al 0.4 por ciento, desde el 0.5 por ciento de agosto, aunque a tasa anual avanzó al 4.0 por ciento desde el 3.9 por ciento, lo que es el doble que la meta de inflación. La sólida creación de puestos de trabajo y el descenso de la tasa de desempleo mantienen en marcha el escenario base de la Fed de recortes de un cuarto de punto en el futuro.
Hace solo dos meses, cuando se reportó la tasa de desempleo al 4.3 por ciento, desde un mínimo de 3.7 por ciento de noviembre pasado, gran número de analistas advertía del inicio de una recesión, ya que de acuerdo a la Ley de la doctora Claudia Sahn, cuando el desempleo sube medio punto desde el mínimo, se está próximo a una recesión. Esta señal, combinada con la curva invertida de rendimientos de los bonos del Tesoro, que lleva varios meses en el horizonte, hicieron surgir voces de que la Reserva Federal se había retrasado demasiado para iniciar un ciclo de baja en la tasa de referencia. Después de esa decisión, los mercados estaban descontando, por lo menos, dos reducciones adicionales en las tasas de interés entre noviembre y diciembre para bajar la tasa de Fondos Federales hasta en 100 o 75 puntos base al cierre del año.
Con los datos recientes, surgen ahora voces opuestas que sostienen que reducir la tasa en 50 puntos base fue un error, y el consenso de los analistas espera ahora una reducción de solo 25 puntos base en cada sesión del último bimestre. El escenario de un aterrizaje suave gana probabilidades de que suceda, en lugar del escenario recesivo.
Total que parece que la economía ya no responde al incremento de las tasas de interés como afirma la teoría y la experiencia histórica. Al tener tanto tiempo las tasas de interés en el nivel más alto de los últimos 30 años, ya deberíamos de haber visto una recesión. En Bursamétrica vemos que detrás de este nuevo impulso hay tres factores fundamentales que lo explican:
El exceso de liquidez que todavía prevalece en la economía americana, después de que en la pandemia la Fed inyectó a la circulación 8 billones de dólares y a la fecha no se han recogido ni siquiera 2 billones.
El excesivo gasto fiscal electorero del presidente Biden, quien cerró el ejercicio fiscal el pasado mes de septiembre con un déficit fiscal de alrededor del 7 por ciento del PIB.
Por lo pronto, en México tendremos el 15 de octubre un gran evento entre el nuevo Gobierno y los principales CEOs de las empresas globales y de las empresas más grandes. En Bursamétrica vemos positivo un acercamiento inmediato con las empresas, y esperamos que el clima de confianza pueda ser mejorado para alentar la inversión en nuestro país. Importante señalar que se requiere de una gran congruencia entre las declaraciones y los actos.
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