Gustavo Petro recibía todos los lunes o los martes en la Casa de Nariño, la residencia presidencial, a los congresistas María José Pizarro y David Racero. Pizarro y Racero representan a una generación joven, de izquierdas, llamada a suceder a los viejos cuadros actuales y al propio Petro. El presidente discutía con ellos la manera de comunicar los proyectos legislativos y los logros del Gobierno, según fuentes al tanto de estos encuentros. La tesis de Petro y su entorno es que hay cosas dignas de reconocimiento en estos más de dos años de mandato, pero que no se saben vender a la opinión pública. Sobre eso giraban esas reuniones. Los demás congresistas se enteraron de que estos encuentros se llevaban a cabo y se sintieron agraviados, apartados. Según ellos, Pizarro y Racero se las habían ocultado. Los legisladores le reclamaron a Laura Sarabia, la número dos del presidente, y ella los convocó a todos. Sarabia les dijo que Pizarro y Racero no le daban consejos al presidente, sino que ella misma los instruía sobre cómo enfocar la comunicación. Los dos respondieron airados, pensaron que Sarabia tergiversaba la realidad. Las reuniones con tantas voces, en cualquier caso, no funcionaron, y el presidente, disperso como es a veces, se aburrió. Así que se cancelaron y ya no quedan ni rastro de ellas.
Colombia, América, Latinoamérica, Gustavo Petro, María José Pizarro, Gustavo Bolívar Moreno, Sucesiones, Peleas, Política, Izquierda socialista, Gobierno, Laura Sarabia Leer más
Descubre más desde Noticias al Momento
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.