“Solo había visto encapuchados en el fútbol mexicano…”

Momentos de auténtica tensión estremecieron el corazón del derbi madrileño. Un enfrentamiento que prometía pasión y fútbol de alto nivel se vio empañado por una escena que pocos podían prever. En medio de cánticos y gritos, el arquero Thibaut Courtois, una figura monumental bajo los tres palos, se convirtió en el blanco de la furia descontrolada de un sector de la afición del Atlético de Madrid. Objetos volaron en su dirección, como si cada lanzamiento llevara consigo el peso de un resentimiento inexplicable, y los insultos, cargados de veneno, llovían sobre el guardameta belga.

Ante esta marea de agresividad, una voz legendaria se levantó. Roberto Carlos, el astro brasileño, un hombre que conoce de glorias y derrotas en las canchas, lamentó profundamente lo que estaba ocurriendo en el fútbol español. Con una mezcla de asombro y tristeza, expresó que solo había presenciado una escena tan oscura y aterradora en el fútbol mexicano. “Mira, yo le tengo un cariño especial al Atleti, a su gente, pero lo que vi ayer… No es normal, no es lo que uno espera ver en el fútbol”, declaró el campeón del mundo, con un gesto de incredulidad grabado en su rostro. “La imagen es brutal. Esos encapuchados, esa violencia… Solo lo había visto en un partido de México, y ahora verlo aquí, en Madrid, es la primera vez. Es como si hubieran venido preparados, sin mostrar la cara, con la intención de agredir, de hacer daño. Todo es muy extraño, muy triste, especialmente tratándose de un club como el Atleti. Ojalá no vuelva a pasar”.

Sus palabras, cargadas de sinceridad, evocaron en muchos la memoria de un incidente trágico en tierras mexicanas. Aunque Roberto Carlos no especificó a qué partido hacía referencia, el eco de sus declaraciones llevó a pensar en la feroz batalla campal que tuvo lugar en 2022 entre los aficionados de los Gallos Blancos de Querétaro y el Atlas. En aquella tarde negra, el estadio se transformó en un campo de guerra, y las imágenes que recorrieron el mundo mostraban a los fanáticos con el rostro cubierto, evitando ser identificados mientras desataban su furia. No hubo muertos, pero el saldo de heridos fue considerable, y 34 personas fueron detenidas, enfrentando las consecuencias de su violencia. La Liga MX, en un intento por contener la vergüenza, sancionó a Querétaro con un año de partidos a puerta cerrada, dejando un precedente de lo que no debe repetirse.

Roberto Carlos, con su habitual franqueza, nos recordó que el fútbol es pasión, pero también debe ser respeto, que la violencia no tiene cabida en los estadios. Y lo que ocurrió en el derbi madrileño, con encapuchados entre las gradas, es una mancha oscura que nadie quiere volver a ver en el fútbol europeo, ni en ningún otro rincón del mundo.


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