Israel ha sido durante mucho tiempo conocido por su sofisticado uso de la tecnología militar, capaz de realizar operaciones encubiertas que a menudo sorprenden tanto a sus aliados como a sus enemigos. La última noticia que ha sacudido al Líbano es una muestra del ingenio y la complejidad con la que el gobierno israelí maneja las guerras tecnológicas en curso.
La trampa del pager: cómo comenzó todo
En el corazón de este conflicto está el uso de pagers y walkie-talkies que, inicialmente adoptados como una medida defensiva por Hezbollah, se convirtieron en un caballo de Troya moderno. Para comprender este evento, es importante primero considerar el contexto histórico que llevó a este giro inesperado en la guerra de inteligencia entre Israel y Hezbollah.
Hezbollah, una organización respaldada por Irán y profundamente enraizada en el Líbano, había sido objeto de una serie de ataques por parte de Israel. Estos ataques no siempre eran físicos, sino que, en ocasiones, llegaban a través de la tecnología. Israel ha sido líder en tecnología de espionaje y ha utilizado todo, desde drones hasta programas de inteligencia artificial, para desestabilizar a sus oponentes. Hezbollah, al notar que las comunicaciones móviles convencionales eran interceptadas con facilidad, tomó la decisión de cambiar a un medio más simple: los pagers y walkie-talkies. Lo que Hezbollah no sabía era que Israel ya estaba varios pasos adelante.
Una operación encubierta meticulosamente planificada
Funcionarios de defensa e inteligencia, que pidieron permanecer en el anonimato, revelaron a medios internacionales que la operación de colocar explosivos en pagers y walkie-talkies fue una empresa a largo plazo diseñada para parecer legítima a los ojos de Hezbollah. Israel había creado empresas ficticias que suministraban estos dispositivos a la organización. Según informes del New York Times, al menos tres empresas de fachada estuvieron involucradas en la fabricación de estos dispositivos, uno de ellos con componentes explosivos cuidadosamente integrados.
Estos dispositivos llegaron a Hezbollah de manera inadvertida, distribuyéndose entre sus agentes y altos mandos, quienes, al recibir los pagers, creyeron estar adoptando una medida segura contra el espionaje israelí. Israel jugó con la percepción de seguridad que Hezbollah había creado en torno a sus dispositivos de comunicación más rudimentarios. Sin embargo, los pagers no eran lo que parecían.
La activación y las consecuencias devastadoras
La explosión de los pagers ocurrió a las 3:30 de la tarde de un martes, en medio de la cotidianidad de las calles libanesas. Hezbollah y muchos de sus combatientes se vieron afectados, pero los efectos no se limitaron a los militares. Personas civiles, incluidos niños, sufrieron las consecuencias cuando estos dispositivos estallaron sin previo aviso. La conmoción y el caos se apoderaron de las calles, con testigos describiendo escenas de pánico mientras los dispositivos explotaban en los bolsillos de la gente o cerca de ellos.
Una de las historias más conmovedoras de esta tragedia es la de Fatima Abdullah, una niña de 9 años que falleció al intentar llevar el pager de su padre, que había comenzado a sonar. Esta tragedia resalta la dimensión humana del conflicto tecnológico, donde las víctimas muchas veces son personas inocentes atrapadas en medio de una guerra que no entienden.
Reacciones en Israel y Líbano
Desde el lado israelí, el primer ministro Benjamin Netanyahu fue claro en su postura al declarar que haría todo lo posible para que los residentes israelíes expulsados por los combates con Hezbollah pudieran regresar a sus hogares. Esto implicaba un cambio significativo en la situación de seguridad en el norte de Israel, donde la presencia de Hezbollah seguía siendo una amenaza constante.
La operación encubierta se llevó a cabo en un momento en el que Israel enfrentaba también tensiones internas, como la guerra en la Franja de Gaza. El conflicto con Hezbollah fue visto como un frente secundario, pero no menos importante. La estrategia detrás de la explosión de los pagers y walkie-talkies estaba diseñada no solo para causar daño físico, sino también para desmoralizar a Hezbollah y generar caos en sus líneas de comunicación.
Por su parte, en Líbano, Hezbollah condenó las acciones israelíes, aunque no confirmó de inmediato que todos los dispositivos explotados provinieran de sus arsenales. Los informes iniciales señalaron que al menos ocho de sus combatientes murieron, mientras que muchas de las víctimas eran civiles. A medida que los dispositivos continuaron explotando, la población libanesa entró en pánico, destruyendo cualquier dispositivo electrónico a la vista por temor a que fueran trampas explosivas.
Descubre más desde Noticias al Momento
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.